Capítulo 13

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Yo me he imaginado que me quieres, que me alejas del pasado.

Tapó su boca para evitar se descubierta, sollozó. Sus ojos estaban cargados de lágrimas, sentía un nudo en su garganta. Se sentía completamente traicionada, se supone que había sido algo ese beso. De vuelta las ilusiones le pasaron una mala jugada, negó repetidamente con la cabeza, salió corriendo de ese lugar para adentrarse a la mansión.

— ¡¿Luna?! — teniendo cuidado la apartó de su rostro —. ¿Por qué hiciste eso?, ¡Sabías muy bien lo que siento por Ámbar! — dijo desesperado, deseaba a mil demonios porque no lo hayan visto.

— Yo... Perdón, me dejé llevar — se avergonzó y bajó la cabeza.

— No es que, Luna tú eres mi mejor amiga, ¿Por qué no me entiendes? — le reprochó —. Estoy decepcionado Luna.

— No, Simón por favor, perdón — le tomó las manos —. Te lo juro, es que verte triste por ella me hace mal. Ella te hace mal, perdóname por favor — suplicó.

— No, ya será mejor dejarlo así — se acomodó su campera y dispuesto a irse —: No te acerques por un tiempo a mí, ¿Sí?.

— Simón... — sus ojos se cristalizaron —. Per-dón... — dejó las palabras en el aire cuando lo vió marcharse, la había arruinado.

¿Qué pasó? – pensaba –. Tengo que emendar mis errores, no puedo permitirme estar separada de él.

Se tiró a su cama y se tapó con los edredones que cubrían ésta, lloraba sin parar. Cuánto lo lamentaba, ni se lo imaginan, habían firmado una guerra que nunca iba a terminar. Dónde saldrían muchos heridos y pocos iban a sobrevivir. Ámbar era un huracán lleno de furia, arrasará con todo a su paso, pero no la culpen, ella es una adolescente que tomó el camino correcto con propuestas de vida incorrectas, es decir, ¿Qué esperaban? Las posibilidades de ser feliz que le daban eran cero.
Al final, terminó durmiendo como un bebé luego de descargarse un poco con el llanto.

Estaba sentada en el patio trasero de la gran mansión, con una cucharita depositaba azúcar en el té. Revolvió con el mismo objeto el líquido oscuro, veía todo en color negro gracias a sus lentes de sol. Su teléfono celular comenzó a irritar su audición, inmediatamente atendió, quedó boquiabierta al saber de quién se trataba. Su razón del infierno.

— Ámbar, ¿Podes hablar? — estaba atónita.

— ¿Sharon? — miró a todos lados, y bajó un poco el tono de voz —. ¿Dónde estás? ¿Ahora te dignas a hablarme? ¿Por qué tardaste tanto en comunicarte? — no podía creerlo, estaba dolida.

— Tranquila Ámbar, todo a su debido tiempo — sonrió del otro lado —. Ahora necesito que me escuches.

— No, vos escúchame, me dejaste acá con los Valente y no saben nada más que arruinarme la vida. Ellos y la insoportable de tu sobrina — estaba cansada, y si ella no hacía nada, solita se encargaría —. Estoy cansada de vivir acá, quiero que me saques de acá.

— No entendés Ámbar, ahora no puedo traerte conmigo, cuando la venganza este completa lo haré. Necesito que vigiles a los Valente — comentó.

— Bueno, ahora vos entendé que no voy a permanecer un día más acá. Olvídate de tu venganza, olvídate de mí, porque lo único que te importa es vengarte, ¿Y yo?, ¿A caso ya no te importo?. Perdón, me olvidé que nunca lo hice — soltó una risotada irónica —. Ya no más Sharon, no soy más parte de tu jueguito.

— Ámbar — advirtió.

— No, cállate — golpeó la mesa a la misma vez que cortó la llamada, soltó un quejido de dolor al sentir como se quemaba con el líquido que había derramado sobre su mano.

Caminó por los guijarros de la playa con una foto en la mano, la cual estaba admirando en este preciso momento, todo se había revelado al fin. Sentía que pronto llegaría la paz y armonía a su vida, todo cuando por fin la conozca. Se imaginaba a una hermosa chica, grande, feliz, segura de sí. Un gélido viento lo atravesó, haciéndolo estremecerse, cerró los ojos y se imaginó si nunca hubiese pasado lo que sucedió.

Miró el cielo oscuro, las estrellas se notaba tan lejanas y chiquitas con su pequeño resplandor, que hasta le daba tristeza no poderlas mirar cómo quisiera. Se sentía triste, porque quería regalarle una estrella a ella que le sirviera para iluminar su camino.

¿Qué tal si ella hubiera pensado en decírselo? ¿Qué hubiera pasado si nunca hubiese escapado?, e incluso, ¿En estos momentos estaría abrazando a su pequeño sol?.
Eran tantas cosas para él, que con suerte se le resolverían pronto, estabas ansioso, aunque angustiado.

¿Y si ella no lo recibe como quiere?.

Ya no hay más Claroscuro, solo oscuridad.

~♡~

¡Comienza la maratón! 😻

P

D: EN LOS COMENTARIOS DEJARE LA PALABRA SECRETA CON EMOJIS, EL/LA QUE ADIVINE PRIMERO GANARÁ UNA DEDICACIÓN Y UNA SORPRESITA.

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