Capítulo 10:
Estaba pérdida, había caído ante sus brazos. Una vez más, como una película, lo recordé todo. Nuestros momentos juntos, y me dolió tanto a decir verdad, no quería volver a cometer el mismo error. Pero ya está, me entregué hace tiempo a los Red Sharks.
Nuestros labios se movían en sintonía, encajaban a la perfección, me encantaba mucho sentir esa sensación diferente. Mis manos colocadas en su pecho, estrujando su remera blanca, debo admitir que me daban ganas de resistirme por ratos pero el sentimiento me podía. Estabamos descargando nuestra ira en un beso apasionado, brusco y rápido. Mis deseos decían que lo quería más cerca mío, y eso lograba sacarme de mis casillas. Me había sorprendido por completo, sin mi consentimiento adentró su miembro bucal, volviendo más profunda nuestra acción. Jadeé al sentir como descendía su mano un poco más de la cintura.
— Si-món... — traté de modular entre el beso sin éxito, el no se inmutó, me ignoró.
Me encantaba mucho esa actitud suya, tanto, que me hacía saber muy bien lo que quería. Y lo quería a él.
Sí maldita sea, estoy enamorada de Simón Álvarez, pero soy lo suficientemente capaz para no decirlo. Nunca.Me dí cuenta como todo lo dicho anteriormente se había quedado en la basura, con momentos que jamás volveré a pasar.
Pero no podía tampoco arriesgarme a que nos vieran dándonos un beso tan calenturiento, podrían malpensar la situación. No quería eso, sería muy bochornoso e inmaduro. Batallé tanto para separarme, pero lo logré, al final juntamos nuestras frentes y nuestros pechos subían y bajaban.
— Simón, ¿Estás loco? — me quejé —. Nos podían haber descubierto.
— Me seguiste el beso — sonrió y me miró a los ojos, su voz aún era ronca —. Me seguiste el beso... — repitió de forma emocionada, ¿Y a éste que le pasaba?, no era la gran cosa.
— ¿Y? ¿qué tiene que ver? — reí entre dientes.
— Eso significa mucho, bonita — tomó mi barbilla con su dedo índice.
— ¿Y qué significa? — alcé mis cejas.
— Dime la verdad Ámbar, ¿Qué sentiste? — estaba atónita, su voz había cambiado de divertida a seria —. ¿Esto fue un juego?.
— No lo sé — me limité a decir.
Eso, sigue el plan...
— ¿Cómo? — entrecerró sus ojos —. ¿Cómo que no lo sabes?.
— Estoy confundida — mentí, de confundida no tenía nada.
— ¿Estás enamorada de Benicio? — insistió, no pude evitarlo más, solté una carcajada e inmediatamente me tapé la boca —. ¿Por qué te ríes?.
— No, es que... — dije entre risas silenciosas —. Me dio risa lo que pensaste, ¿Vos en serio decís que estoy enamorada de él?, No perdón, ¿Pensas? — rodé mis ojos azules —. Perdóname Simón — me separé de él, y recuperamos nuestras posturas —. No, no te equivoques, porque yo sé muy bien lo que quiero.
— ¿Y qué es lo que quieres? — se cruzó de brazos.
— Intenta averiguarlo — le guiñé un ojo, y comencé a marcharme.
— Ámbar — me llamó, giré lentamente y sonreí forzosamente —. Descansa.
— Claro, igual vos, eh — finalmente me marché de la cocina, había olvidado que mi mano estaba herida.
Mañana sería muy ajetreado, sobre todo porque comenzaríamos los entrenamientos con Ramiro, espero que ya se haya decidido. No nos convendría tener un looser en nuestro equipo. Decidí irme a dormir, después de todo si estaba cansada, la semana que viene empezaría la universidad y quería aprovechar al máximo mis horas de vacaciones, las que me quedaban.
Recuerdo lo insistente que fue Alfredo en que entrara a la universidad, los días que había estado en Cancún mi cambio emocional y físico fue espeluznante. Hasta por un momento quise tirar la toalla, pero tenía razón, estudiar era lo único que me iba a sustentar en los próximos años de adultez. Me había inscripto, hace un par de meses cuando Sharon se había enterado lo del incendio buscamos una universidad muy buena, voy a estudiar para la licenciatura de música popular. No estaba muy decidida en ese entonces, ya que los números no me gustaban tanto como para trabajar de algo así, y lo que más se acercaba a una carrera de mi agrado era algo relacionado con lo músical. Supuestamente allí me formarían para ser una profesional por medio del estudio profundo de los géneros musicales populares y demás.
En fin, ya en mi cama, me acosté entre mis sábanas color oscuro. Cerré los ojos, y no pude evitar pensar en el beso, inconcientemente toque mis labios.
Podía sentirlo.
Ya no hay más claroscuro, solo oscuridad.
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Claroscuro©
Fanfiction»¿Qué hay de malo en ser mala si el mundo está mal? » Después de la competencia todos vuelven a Buenos Aires, incluso los que no deberían como Emilia y Benicio. Los cuales serán cómplices de una de nuestros protagonistas, los tres plantearán un nu...