Capítulo 04:
Era irónico pensar que alguna vez quería ser perfecta y que todo a su alrededor fuese rosa. Ahora lo veía distinto, su vida había adoptado un color menos llamativo, más parecido a ella, menos claro, más oscuro. Después de tres años sentía que había liberado su yo interior, luego de tantas disputas y llantos, de quejas y desencantos, como también después de caídas fuertes. A a lo largo de los años, desde que nació hasta este preciso momento había aprendido más que una persona de la tercera edad; comprendió que el mundo de uno mismo se desmorona al primer intento de abrir tu corazón, tenés que estar bien con vos misma, pues no sabes cuándo te vas a quedar sola. Pero ante todo, aprendió que todo lo que una vez sube, tiene que bajar. Y eso no aplicaba solo en ella, aplicaba en todas las cosas, incluso en el parásito insoportable, o como todas la conocemos; Luna Valente.
Caminó descalza hasta el baño, se despojó de la ropa que llevaba puesta y se metió a la ducha, abrió la canilla de agua fría, luego la caliente para tener una temperatura agradable. Dejó que las gotas de aguas que caían rápidamente, se deslizaran por toda su piel blanca como porcelana, creando una relajante sensación en su cuerpo. Por otro lado, Emilia caminaba hasta la gran mansión, iba a buscar a su amiga para después irse a las audiciones.
Ropa negra por acá y por allá, faldas y jeans, blusas y gargantillas por doquier. Había salido de forma rápida de bañarse, porque tendría una gran dedicatoria con su atuendo, trató de apurarse no quería hacer esperar a su amiga que en cualquier momento iba a llegar.
Al llegar, tocó el timbre de color dorado, un agradable sonido retumbó en toda la residencia. La puerta se abrió y la silueta de una mujer adulta apareció en escena, tenía una sonrisa que le resultaba familiar, borró cualquier alucinación presente. Le devolvió la sonrisa y se preparó para hablar.
— Hola señora... — se detuvo al ver a la rubia descender de las escaleras.
— No hace falta Mónica, podes irte — dijo con desdén —. Hola amiga — la saludó con un beso en la mejilla.
— Hay que irnos al Red, estoy emocionada, quiero ver que patético entrará al equipo con Benicio y nosotras — sonrió —. Uff, ¿Te imaginas a Simón viéndote con Benicio?, alta bomba.
— Sí, me imagino.
— Hey, ¿Qué onda con esos ánimos bajos? — le tomó la mano —. Es un día para sonreír ampliamente, y decirle al mundo; ¡Prepárate, aquí estamos!.
— ¿Y vos qué?, tanta alegría causa fastidió — rió —. Vamos, caminemos mientras me contas — cerró la puerta y ambas salieron de allí.
— Bueno, primero que nada, ¿Recordas el pequeño fastidio? — dijo, la otra rubia asintió curiosa —. Bueno, pensaba, ¿Qué tal si no solo la hacemos sufrir con su pasado?, también podríamos quitarle a su novio — su amiga sonrió, no solo le había encantado el plan, también pensó que era muy astuta.
— Sería la cereza del pastel, pero — la detuvo —. Yo no me puedo acercar a él, al menos de que sea como una amiga. Claramente, eso impediría separarlo del parásito ese, así qué, creo que vos deberías conquistarlo, querida Emilia.
— Sí, sí, pero dime Ámbar, ¿Tú crees que me va a prestar atención?, vamos, está muertito de amor por Luna — le preguntó, ella la miró divertida —. ¿Qué?.
— Hazle olvidar quién es Luna Valente, o más bien, Sol Benson — ambas rieron.
Tomó su guitarra y caminó a la plaza, tocó apenas unos acordes, estaba bloqueado. No tenía como hacer para que una melodía saliera de su cabeza, porque alguien más ocupaba esa parte. Exhaló pesadamente, estaba aturdido de tantas cosas que le estaban sucediendo, solo quería volver a Cancún y tomarse un tiempo para acomodar sus ideas. Estaba tan dispuesto a hacerlo, pero algo lo detenía, no quería irse y volver para después encontrarse con una sorpresa. Esa sorpresa sería Ámbar con alguien más, no quería soportar eso, no luego de haberse decidido a...
— ¡Imagínate sus caras! — interrumpió sus pensamientos aquella voz conocida, ella estallaba en carcajadas. Pero no se encontraba sola, estaba acompañada por su enemigo y la mejor amiga de la rubia que le robaba más que un suspiro.
Se escondió detrás de unos árboles, y los seguía al paso que avanzaban. Parecía que iban camino al Red.
— Será estupendo ver a Simón — sonrío, la rubia lo detuvo.
— Oye, sé que está re bueno darle su merecido y todo eso pero... — dijo seria —. Vos lo llegas a lastimar, y te las verás conmigo — le guiñó un ojo.
Eso provocó que en su rostro se dibujara una sonrisa triste, y en su interior creciera la semilla de esperanza.
— Oh, disculpa, no sabía que Simón tenía una protectora. ¿No era que querías verlo sufrir? — ella bajó la mirada por unos segundos.
— Para mí, sufrir y lastimar son cosas distintas — respondió de forma seca.
Estaba confuso, ¿Ella lo estaba protegiendo de Benicio?, sin embargo, prefirió prepararse para lo que se venía. Seguramente sobrellevar a todos ellos no va a hacer fácil, para nadie. Decidió alcanzarlos desde lo lejos, hasta llegar al local, la mexicana puso en marcha el plan de conquista.
— Benicio — lo llamó, y se puso adelante de ambos —. ¿Qué haces tú aquí? — preguntó enojado, miró a la rubia, quién tenía el brazo apoyado en el hombro de éste con gran confianza. Solo provocó más furia en su interior, verlos así de unidos.
— Simón, te dije que nos íbamos a volver a ver — le sonrió y miró inmediatamente a su socia, ella le sonrió incómoda al mexicano —. Y esta vez parece que por mucho tiempo.
— ¿Qué estás planeando con Ámbar?, Ya deja ese odio que tienes contra mí — empezó a desesperarse.
— Simón, Vos no entendés, ¿verdad? — inquirió la rubia con fastidio —. No solo viene por vos, sino, por todos también. Cómo yo.
— Ámbar, detén esto — suplicó —. Tú no eres así, yo lo sé.
— Vos no me conoces, así que cállate — ordenó, el italiano rodeó con su brazo la cintura de ella —. Él y yo tenemos cosas que hacer, diría que es hora que aceptes tu derrota. Benicio logró algo que vos no — le guiñó un ojo, se sentía segura de sí.
— ¿Y se puede saber qué? — preguntó.
— Obvio — sonrió más —. Que yo acepte ser su novia, sin pretextos ni miedos.
Mintiendo de nuevo, abre otra herida que no tarda en sangrar de nuevo.
— Pero, si no te importa, nos tenemos que ir, van a haber audiciones — el mexicano bajó la mirada, había perdido la batalla.
Ya no hay más claroscuro, sólo oscuridad.
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¡Hola, hermosuras!.
¿Les va gustando el rumbo de Claroscuro?, Leo sus opiniones.
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Claroscuro©
Fanfiction»¿Qué hay de malo en ser mala si el mundo está mal? » Después de la competencia todos vuelven a Buenos Aires, incluso los que no deberían como Emilia y Benicio. Los cuales serán cómplices de una de nuestros protagonistas, los tres plantearán un nu...