Capítulo 20

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Capítulo 20:

Patinaba en círculos, esperando a que mis compañeros llegarán a la pista, después de haberse colocado sus patines. Tenía la mirada media pérdida, pensando en muchas cosas; practicar para el open, para el Red Shark Festival que sería en unas semanas más, y finalmente, para pensar qué haría con mi vida.

— Acá les dejo los conos — avisó Simón.

— No necesitamos conos — respondí fría, acercándome a él.

— No sé si los usan o no, tampoco me importa, yo solo vine a traer esto ya qué Eric no pudo venir — respondió de la misma forma, me estaba retando seguro.

Sonreí divertida y le tomé la muñeca, arrastrándolo hacia la pista, quería provocarlo. Lastimarlo un poco.

— Vení, vamos a patinar, ¿Cuándo fue la última vez que lo hicimos? — él intentó forcejear.

— No quiero patinar contigo Ámbar — me respondió.

— Sí, se nota.

— No me insistas, ¿Ok? — se soltó de mi agarre y comenzó a marcharse, patiné rápidamente hacia él.

— Simón, quédate — dije en forma de súplica, quise agarrarlo, pero casi me caigo.

Por instinto el me tomó entre sus brazos, fue como si volviera a salvarme, estaba medio perpleja. No era mi intención, ví por el rabillo de mi ojo que Benicio se acercaba junto a Emilia, empujé al mexicano y me acerqué al italiano.

— ¡Mi amor! — le dediqué una sonrisa falsa, el me tomó por el mentón y depositó un casto beso en mis labios.

Él nos quedó mirando de mala forma, luego negó con la cabeza y se fue. Creo que logré mi objetivo después de todo.

— ¿Y lo pensaste? — arqueé una de mis cejas —. Ya sabes, lo del beso.

— Benicio, ya te dije que no, no voy a promocionar al Red Shark con un beso así — hice una mueca de asco.

— Ámbar tiene razón, no es necesario, siempre y cuando seamos los mejores — contestó mi buen amigo Ramiro.

— Viste, yo tengo razón — crucé mis brazos y miré a Emilia —. ¿Y vos? ¿Por qué tan callada? — le pregunté.

— No me sucede nada, estoy cansada.

— Se nota, si tuviste bastante acción por unas horas, ¿Verdad Ramiro? — lo miré con una sonrisa perversa en mis labios.

— Ámbar — advirtió.

— ¿Qué? — dije batiendo mis pestañas.

— Cállate.

Juliana llegó y comenzamos nuevamente a realizar la coreografía que era para el Festival, a mí parecer nos había salido genial, estaba muy emocionada por este evento. Tenía planeado hablar con Sharon, tal vez asista, aunque le haya faltado el respeto...

— ¿Dónde están los Red Sharks? — preguntó atónita nuestra entrenadora, todos reímos.

— ¿Qué por qué dices eso? — preguntó Emi.

— Es que patinaron muy muy bien, igual de esto, más arriba. Me encantó, espero más cosas así de todos ustedes — nos felicitó, ambos agradecimos sus cumplidos.

— Practiquemos una vez más, y luego pueden tomarse un descanso de veinticinco, ¿Les viene bien?.

— Perfecto — contesté por todos.

Se pararon frente a la gran puerta de la mansión, tocaron timbre y con nerviosismo ambos adultos esperaron a que fueran recibidos. Una mujer de altura mediana, con el cabello corto y castaño las recibió.

— Buen día, ¿En qué puedo ayudarles? — dijo con una cálida sonrisa.

— Queríamos... Queríamos hablar con Sharon Benson — dijo jugando con sus manos la mujer.

— ¿Sh-Sharon Benson? — murmuró —. Ella ya no vive acá, verán ocurrieron unos problemas y desapareció.

— ¡¿Qué?! — se miraron preocupados.

— pero díganme, capaz los puedo ayudar — ofreció al mirar su preocupación —. Primero pasen, por favor — les abrió la puerta cediendo el paso.

— Muchas gracias, pero el tema es que, venimos realmente buscando a Ámbar Smith. Nosotros somos... Nosotros somos sus padres biológicos — la mexicana mayor tapó su boca en modo de asombro y negó con la cabeza.

— Necesitamos hablar con ella urgentemente — habló él.

— Es imposible, ¿Cómo es qué ella no sabe de ustedes?, digo, ¿Ya hablaron con ella alguna vez?. Creo que llegaron en el momento equivocado — su rostro reflejaba culpa y tristeza.

— A mí sí me conoce, pero a él no — formó una mueca —. ¿Por qué no es el momento indicado?.

— Pues ella... Ella huyó.

La situación era peor de la que pensaban, su hija, su pequeño retoño había desaparecido. ¿Dónde?, nadie sabía, y eso les preocupaba aún más. Estaban desesperados por encontrarla, asustados por si alguien le había hecho daño. Pero lo que no sabían, es que ella estaba en perfectas condiciones, patinando junto a sus amigos para el momento más importante de su vida. El lanzamiento de su equipo de patín.

— ¡Buena esa! — exclamó Ámbar, mientras los cuatro realizaban un saludo confidencial, establecido para ellos y solo por ellos.

Ya no hay Claroscuro, solo oscuridad.

Claroscuro©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora