CAPITULO 26 💔

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Mientras conduzco a la Universidad mi felicidad es desbordante e incluso excesiva, pero es que no puedo evitarlo, Damián es el culpable.

Todavía el recordar lo que vivimos el sábado en la feria causa que mi corazón lata frenéticamente. Él y yo, juntos. Dios, parece de ensueño todo esto que estamos viviendo, parece como si en realidad nunca nos hubiéramos llevado mal ni nos hubiésemos tratado de matar, parece tan irreal... Sin poder evitarlo una sonrisa boba se instala en mi cara.

De solo llegar me apresuro a ir a la cafetería ya que no he desayunado de la prisa que tenía por llegar antes a la Uni para ver a ojos bonitos.

Pero en cuánto cruzo las puertas de la cafetería la escena frente a mí me detiene; Damián está sentado en una de las mesas platicando con Zed, pero eso no es lo que hace que mi corazón se congele, no, sino que Verónica ésta sentada en las piernas de Damián mientras éste pasa su brazo por la cintura de ella. De pronto Zed levanta la mirada y me ve. Asustada y sin querer que Damián también me vea me doy la vuelta y salgo de ahí; dolida, enojada y no sé qué más.

"Te lo dije, él no te quiere" me dice esa molesta voz interna, pero he de admitir que tiene la maldita razón.

Enojada conmigo misma me adentro en el salón de clases, sé que Damián tendrá que venir porque esta clase nos toca juntos. No quiero verlo pero tengo que enfrentarlo y aclarar las cosas entre él y yo, aunque creo que con lo de hoy las cosas ya están más que claras.

Checo la hora en mi teléfono y veo que solo faltan 2 minutos para que inicie la clase. Ansiosa espero la llegada del profesor, el cual llega casi de inmediato. Damián aún no aparece, no hasta 5 minutos después de que inicia la clase ¿Dónde estaba?

Enojado el profesor lo deja pasar, advirtiéndole que es la última vez que lo deja entrar.

Damián al ver que todos los lugares alrededor de mi están ocupados intenta quitar al chico detrás mío, el cual sorpresivamente se quita y se va a otro lugar. No, no, no...

-Hola - me susurra Damián en mi oído.

Lo ignoro, porque sé que si no lo hago explotaré aquí y ahora, lo cual es mala idea.

-Sharon - me llama, pero esta vez posa su mano en mi hombro. Sin querer sentir su tacto me sacudo su mano y me hago para delante en un intento de que ya no me pueda volver a tocar. Funciona, al menos por un tiempo, ya que después de un rato siento como pasa la punta de un lápiz por mi espalda.

Enojada me giro y le digo con voz tensa: -¿Quieres dejarlo ya? - sin esperar su respuesta me vuelvo a dar la vuelta.

-¿Por qué estas enojada? ¿Qué te he hecho? - me dice con voz lo suficientemente baja para que solo lo escuche yo.

No le contesto pero mis hombros me traicionan y se tensan. No pasa ni un minuto cuando toca mi hombro con su dedo y un papelito aparece junto a mi mejilla.

Curiosa lo tomo y lo abro.

¿Estás bien?

¡De maravilla! No le contesto y solo rompo el papel.

Otro papel se asoma a lado de mí. Esta vez no lo tomo, pero a él parece no importarle porque lo avienta hasta que queda en mi pupitre. Sin querer que nadie más lo vea decido romperlo sin leerlo.

Mientras transcurre la clase más ansiosa me pongo. No quiero que se acabe, corrección, no quiero enfrentarme a la inevitable conversación que tendré con Damián.

Pero el tiempo pasa más rápido de lo normal y cuando veo que todos ya están recogiendo sus cosas para ir a su siguiente clase. Hago lo mismo y salgo como Flash del salón.

EL SECRETO DE LA MAFIA (1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora