FINAL

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Nota: Bienvenidas/os a este capítulo final, aseguren sus corazones y coloquen buena música sentimental.

Ahora sí, disfruten mucho de este viaje, les amo.

-¡Cállate! -grito para detenerlo, segura de que mis ojos ya reflejaban todo el asco que me producía el verlo a él y a todos los que se encontraban a su espalda

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-¡Cállate! -grito para detenerlo, segura de que mis ojos ya reflejaban todo el asco que me producía el verlo a él y a todos los que se encontraban a su espalda. -Vamos Damián, ¿no me digas que esperabas que corriera a tus brazos después de todo? -digo de manera mordaz, esperando causar alguna reacción que no sea su falsa euforia. -No seas patético.

Y efectivamente, ante mis últimas palabras todo el ambiente se vuelve tenso, nadie se mueve, nadie haba, nadie hace nada. Si no fuese por el ruido de sus hombres vigilando fuera, básicamente podríamos estar en completo silencio.

-Venimos a ayudarte -Logan intenta explicarme después de unos segundos, esto con ayuda de una sonrisa conciliadora, tratando de aliviar la incomodidad. -De verdad estábamos tan preocupados por ti... No sabes el alivio que es verte con bien.

Sin querer llorar me rio, no de manera tranquila si no como si estuviese malditamente loca.

-Ustedes, ¿preocupados por mí? -digo con incredulidad mientras los miro a todos a los ojos, deleitándome de sus caras llenas de desconcierto. -¡Oh, por favor! No esperen que me crea eso, ¿verdad? -dejo caer mi sonrisa. -Déjense de hipocresías, malditos traidores.

Sorprendidos por mi respuesta se quedan quietos, esfumando todo intento de sonrisa de sus caras.

Sin rendirse lo vuelve a intentar Damián, el cual ahora me observa como si fuese una completa desconocida, pero no me importa, ni eso, ni que su apariencia sea la de alguien que ha estado en la ruina por varios días; ropa arrugada, cabello despeinado, rostro sin afeitar y ojos con inmensas ojeras, resultado de noches sin poder dormir.

Sin soportar más su imagen, quito la mirada y me centro en la puerta que está detrás de ellos; mi vía de escape, o tal vez no...

-Sharon, hemos resguardado la zona, ya no hay nadie más aquí, no tienes por qué seguir fingiendo...

-¿Fingir? -lo interrumpo con frialdad, mirándolo como si estuviese loco. -¿Tú crees qué estoy fingiendo, Damián?

Silencio total.

Sonriendo sin humor me dirijo a Zed. -Callahan, dime, ¿crees que el odio, el asco y el desprecio dirigido hacia ustedes, es falso?

Mirándome como si le hubiese hablado en un idioma desconocido, él solamente frunce el ceño.

-Sharon.

Kenndrew, ese desgraciado...

-Oh, Kenndrew, si no fuese porque hablaste, créeme que ni me hubiese dado cuenta de tu miserable existencia -digo sarcásticamente mientras tomo un mechón de mi cabello y lo estiro hasta donde las cadenas me permiten hacerlo, esto, en un intento por evitar la sensación de estar a punto de desmayarme.

EL SECRETO DE LA MAFIA (1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora