Sobresaltada me levanto de un brinco buscando el origen del sonido que me despertó, rápidamente me doy cuenta que es el timbre de mi puerta el que suena con insistencia. Soñolienta me dirijo a abrir.
Pensando que es Mel abro sin mirar -. Mel, ya te he dicho que entres con tus llaves, estaba durmiendo y me has despertado - digo molesta mientras regreso a la sala.
-Bueno, no soy Mel pero me gustaría tener un par de llaves también -dice una voz masculina desde la puerta.
Perpleja me detengo abruptamente y me giro hacia la puerta, el sonrojo invadiendo mis mejillas al ver al chico de ojos cafés parado ante mi puerta.
Con una mirada divertida Diago levanta una bolsa, un delicioso olor a comida invade mi olfato.
Aún pasmada no me muevo de donde estoy.
-Traigo deliciosas hamburguesas si eso sirve de algo, un pequeño pajarillo me dijo que te podría gustar la idea.
Avergonzada lo invito a pasar. -Lo siento, es solo que pensé que eras Mel, normalmente no tengo más visitas - intento explicarle.
Con un gesto indiferente deposita la comida en la mesa. -No hay problema, yo también tuve la culpa ya que no te avisé que vendría.
Sonriendo le ayudo a sacar la comida. -Por cierto, ¿ese pajarillo no fue de casualidad Melanie? - le pregunto con una ceja alzada.
Con cara de inocencia se encoge de hombros. -No sé de qué me hablas.
Sonriendo ligeramente niego con la cabeza, mi estómago gruñendo por la comida.
-Bien, pues yo opino que ya comamos esta grasientosidad antes de que tus tripas se coman las unas a las otras - dice Diago riendo.
Sonrojada por segunda vez asiento y nos sentamos, comemos en una charla animada.
Hoy es viernes de nuevo, hace una semana que pasó lo de Damián. Desde nuestra plática en el salón él se ha mantenido alejado de mí, evitándome tanto como yo a él, las únicas veces en que coincidimos ha sido en clases, y eso de manera superficial; si él está al fondo del salón del lado derecho, yo estoy en el primer lugar del lado izquierdo del salón. Lo sé, infantil, pero ¿qué se supone que haga? ¿Qué lo siga tratando como si nada? Imposible, y más cuando sus palabras de ese día me persiguen cada vez que lo veo, su mirada de dolor recordándome todo.
Tanto Natalia como los chicos seguimos en contacto, sin dejar que mi malestar con Damián se interponga en nuestra amistad. Natalia intentó hablar conmigo sobre lo de Damián pero la disuadí, diciéndole que el tema era demasiado fresco para hablarlo aún, ella accedió, dejando el tema por la paz.
Afortunadamente Verónica no se ha aparecido en la escuela, y digo afortunadamente porque sino no sé de qué hubiera sido capaz de hacer.
-Entonces, ¿qué tienes planeado hacer para más al rato? - me pregunta Diago.
Saliendo de mis ensoñaciones parpadeo. -Mmmmh ¿nada?
Una sonrisa de lado hace acto de presencia en su boca, mi corazón dando un brinco ante el movimiento.
-Fabuloso, porque tengo una gran propuesta.
-¿Ah, sí, y cuál es esa propuesta? - le digo con fingida curiosidad, la verdad lo menos que quiero es hacer algo hoy en la noche y más tratándose de estar con un chico.
-Vamos a divertirnos, hay un club cercano que recientemente inauguraron, dicen que es muy bueno - dicen con emoción.
-No sé...- digo con renuencia mientras nerviosamente doblo mi servilleta en cuadritos.
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EL SECRETO DE LA MAFIA (1)
RomanceCreí saberlo todo pero él me enseñó que no era así. Pues a veces las traiciones vienen de quien menos te lo esperas, y las mentiras pueden ser tu pan de cada día. Creí ingenuamente que tendría un amor sincero y de película. Pero él me enseñó que no...