-¡Maldita menstruación! – refunfuño mientras me seco las lágrimas que corren por mis mejillas, gracias al recuerdo de Ryan.
Porque si, no solo tenía que pasar por la mierda de Ryan y Damián. No, sino que la menstruación decidió hacer acto de presencia. Claro, junto con el sentimentalismo y cólicos.
Todo un caos, lo sé.
Salgo del auto apresuradamente y me dirijo hacia el baño de la Universidad para reponer mi maquillaje arruinado por mis lágrimas.
Para no tardarme mucho en el baño empiezo a buscar en mi bolso lo esencial para maquillarme. Gran error. Voy tan distraída que no me percato de que hay alguien delante de mí. Causando que termine estrellándome con la persona.
-Lo siento, lo siento tanto – le digo a la persona sin mirarla ya que al chocar he tirado mi bolso y casi todo lo de adentro se a desparramado por el suelo. Asustada porque tal vez se haya caído mi toalla femenina rápidamente me agacho para recoger mi reguero.
-No te preocupes, yo también tuve la culpa. Iba distraído
En eso unas manos me ayudan a levantar mis cosas. Y ahí es cuando lo veo.
Un chico. Me he estrellado con un chico. Y no solo eso, sino que es un chico lindo. Estoy tan embelesada que no me percato de que el chico me está tendiendo mi maquillaje, al menos no hasta que me regresa la mirada.
Guuuau. Tiene unos hermosos ojos color café oscuro. Rápidamente tomo mis cosas y le doy las gracias, avergonzada por mirarlo descaradamente tanto tiempo.
Me levanto.
Mientras él se ve espectacular con su cabello negro y bien peinado, su camisa blanca junto a sus jeans negros. Yo estoy como un estropajo, maquillaje mal hecho, despeinada y paranoica, doy pena definitivamente. "Al menos tu toalla se quedó dentro del bolso y no salió despedida al suelo" me dice mi voz interna, y bueno, tiene razón.
-Soy Diago, un gusto en conocerla señorita.
¡Pero qué forma de hablar tan más linda y... extraña!
-Hola, yo soy Sharon, un gusto – le digo mientras estrujo mi bolso con fuerza entre mis brazos y mi pecho.
Está a punto de decir algo cuando escuchamos que alguien vocifera mi nombre.
-¡Sharon! – ambos; Diago y yo, volteamos a ver de quién se trata.
-Mierda – susurro, e inconscientemente me pongo detrás de Diago.
Ryan viene hacia nosotros.
-Sharon, linda. Qué bueno que ya llegaste, te estaba esperando – me dice, no sin antes dirigirle una mirada fría a Diago.
Le miro cansada. –Ryan, vete. No te quiero ver más.
En cuanto digo eso Ryan me observa triste. –Sharon...
-No Ryan. Ya no más.
Intenta acercárseme pero Diago se interpone entre nosotros.
-Ya la escuchaste, vete y déjala en paz.
Ryan lo voltea a ver, furioso. –Tú.... – se calla y me vuelve a mirar, abatido.
-Te quiero, más de lo que crees – es lo último que me dice antes de darse la vuelta e irse. Y mi corazón se ha calentado un poco...
-Gracias – le digo a Diago. Pero al ver su confusión le aclaro: -Por interponerte entre él y yo. No tenías por qué hacerlo y aun así... – le sonrío tímidamente. –Gracias.
Diago sonríe. –No me agradezcas, solo hice lo que tenía que hacer.
Sonriendo sacudo la cabeza. – ¿Eres nuevo? – le pregunto mientras guardo mis menjunjes en mi bolso.
ESTÁS LEYENDO
EL SECRETO DE LA MAFIA (1)
RomanceCreí saberlo todo pero él me enseñó que no era así. Pues a veces las traiciones vienen de quien menos te lo esperas, y las mentiras pueden ser tu pan de cada día. Creí ingenuamente que tendría un amor sincero y de película. Pero él me enseñó que no...