Capítulo 9

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Abrí bien mis labios rosas, conteniendo por un leve instante el aliento y soltándolo de a poco; lentamente me acerqué al miembro erecto de Bastian, metiéndolo a mi boca con cuidado, cerrando mis ojos y probando.

Era duro, así se sentía contra mis labios y lengua, pero al mismo tiempo blando y caliente, sin un sabor en especial.

Lo tragué por completo, con calma, familiarizándome con él, puesto que, no sería la primera vez que estaría de rodillas frente a él con su pene en mi boca.
La mano de Bastian se enredó en mi cabello, haciéndose puño, tirando de él y lastimándome en el proceso, más no hubo queja alguna de mi parte.

—Tu lengua —dijo con evidente excitación—, desliza tu lengua por mi pene.

Mi sexo palpitó al escuchar su orden.
Lo saqué de mi boca y como si se tratase de un dulce, deslicé mi lengua desde abajo, hasta arriba una y otra vez, chupando al llegar a la punta y al parecer a mi Amo le gustaba así. Gemía y empuñaba con más fuerza sus dedos entre mi cabello.

—Presióname con tus labios, hazlo, quiero follar completamente esa boca virginal —lo obedecí.

Su pene avanzó por entre mi boca, abriéndose paso entre mis labios carnosos que se estiraban gustosos para recibirlo, siendo acariciados con su calidez y blandes; lo metí hasta la mitad, volviendo al principio mientras lo escuchaba sisear y yo aguantaba las leves arcadas que aparecieron mientras lo masturbaba.

—Métetela toda, vamos, sé que puedes hacerlo —me incitó.

Indecisa intenté complacerlo, tragándola toda por completo, disfrutando lo caliente de ella, como se movía contra mi boca como si tuviese vida propia.

Comencé a sentirme excitada, también contenta al escuchar a Bastian. Era por mí que estaba así, complacido, disfrutando de lo que yo le hacía. De alguna manera comprendí que en esto yo también tenía poder.

Él jugaba con lo que yo podía darle, dependía de mí hasta donde él pudiese llegar.

—Demonios —siseó—. Apriétame más —pidió.

Gustosa lo hice. Subía y bajaba, chupando y lamiendo provocando que él se tensara cada vez que lo hacía. Comenzó a mover mi cabeza a un ritmo frenético, lastimándome y causándome arcadas, pero a él no parecía importarle en lo absoluto, sólo veía como ansiaba llegar a su orgasmo; apoyé mis manos contra sus muslos, acomodé mi cuerpo e intenté seguir el ritmo, hacerlo bien sin vomitar en el proceso.

Entonces lo sentí tensarse por completo.
Un líquido espeso llenó mi boca. Lo tragué sin dudar, cada gota, mientras su pene se sacudía con violencia, derramando todo dentro de mí y Bastian tiraba de mi cabeza hacia ella, metiéndola casi por completo a mi boca.

Luego, me soltó. Fui libre y apoyé mi mejilla contra su muslo desnudo. Él volvió a acariciarme suavemente.

—Buena chica —dijo pasando sus dedos por mi cabello una y otra vez—. Vamos a descansar, pequeña.

[***]

Me sentía verdaderamente extraña en aquella habitación. Estaba acostumbrada a mi cama, a mi ambiente y ahora todo era tan desconocido para mí.
Hace unas horas había salido del cuarto de juegos, Bastian lo hizo antes que yo; me pidió, no, me ordenó dejar todo en orden cuando saliera y así lo hice, sólo bastaba con recojer mi ropa y listo.

Sola regresé a mi habitación, tomé un baño y ahora seguía aquí, sin poder dormir y tenía que hacerlo.

Mañana debía de despertar temprano y preparar el desayuno para ambos. Gracias al cielo sabía cocinar, sino hubiera estado metida en serios problemas.

Deseo ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora