Bastian a mi lado se mantenía en silencio, hace un rato el veterinario me informó que Rufus estaba fuera de peligro, lo que me llenó de paz y tranquilidad; mi bebé iba a estar bien, aunque tendría que quedarse aquí unos días, ya que la herida fue grave y el veterinario no quería correr riesgos, yo lo acepté y vendría cada día a ver a mi bebé.
Ahora sólo esperaba que Armando llegara para que nos llevara a casa.
Me estremecí de miedo, temblando levemente entre los brazos de Bastian que no dejaba de acariciarme, de estrujarme en ellos, brindándome calor y haciéndome sentir protegida.
—¿Tienes frío? Estás temblando —dijo abrazándome más fuerte.
—No —contesté—, es sólo que me da un poco de miedo volver a casa. Ese loco pudo burlar la seguridad, me da pánico despertar en medio de la noche y verlo en mi habitación o simplemente no despertar —me sinceré, contándole lo que estuve pensando desde que dijo que me llevaría a casa.
—Escucha —habló; me separé de él para poder mirarlo—, si quieres puedes quedarte en mi casa, sólo para que te sientas más tranquila, porque de ninguna manera voy a permitir que se te acerque —quise dedicarle una sonrisa, pero no lo logré.
—¿Como si viviera contigo? —susurré contemplando la idea; no me gustaba, pero tampoco me desagradaba del todo.
—Como prefieras verlo, Savannah, quiero que entiendas que no estás sola, incluso al no estar contigo todo el tiempo, te estoy protegiendo, pero me es más satisfactorio tenerte cerca y así poder cuidar más de ti. No lo veas como algo más, te ofrezco esto porque sé lo asustada que estás.
Entonces no hacía esto porque lo quería, sino porque yo lo necesitaba; sonreí interiormente sintiéndome aliviada ante su aclaración.
—Si acepto, ¿sería como tu sumisa? —pregunté en voz baja. Bastian sonrió y acomodó mi cabello de manera dulce.
—Dada la situación tan delicada, puedes elegirlo tú, si deseas ser mi sumisa aún ante todo lo que está sucediendo, bien, y si quieres que tomemos un tiempo mientras todo esto se soluciona, por mí también está bien. Sólo quiero que te sientas cómoda, tu bienestar es lo que más me interesa.
A veces me resultaba irreal Bastian, era perfecto como Amo, siempre buscando mi tranquilidad, lo mejor para mí, cuidándome como nunca nadie lo había hecho. Era excepcional y eso sólo me hacía sentir orgullosa de él y satisfecha por haberlo elegido, tanto así que ansiaba que me ordenara, que me guiara, que hiciera de mí lo que quisiera, porque sabía que, después de todo, él nunca haría algo para lastimarme, siempre pondría mi bienestar tanto físico como emocional, por encima de todo.
—Me gusta ser tu sumisa —comencé a decirle—, me calma, me hace sentir protegida, querida y deseada. Me distrae, me ayuda y no quiero dejarlo de lado, Bastian, no quiero.
—Entonces será como tú lo quieras —dijo tomando mi mano y depositando un beso en el dorso.
🌼🌼🌼
Al llegar a la casa de Bastian, la tranquilidad volvió a mí; me gustaba que toda ella estuviese protegida por grandes bardas de concreto, no había árboles por fuera, ni lugar donde ese enfermo pudiera acercarse para espiarme.
Cada ventana estaba cubierta por gruesas cortinas y persianas, alrededor había vigilancia, al igual que en la entrada. Podría dormir tranquila aquí.
—¿Tienes hambre? —Preguntó al entrar a la casa, escuchaba ruido en la cocina, además el olor de la comida se hizo presente. Olía bien.
—Sí —respondí. Había sido un día agotador—. Siento que hayas faltado al trabajo y también quiero agradecerte por haber estado conmigo en todo momento.
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Deseo ©
ChickLit-¿Y bien? ¿Estás de acuerdo? -Preguntó serio. -Dame el bolígrafo -dije segura sin perder más tiempo. Su sonrisa se hizo más grande, me tendió el bolígrafo y sin dudarlo firmé entregándole el contrato que él observó complacido para después firmarlo...