Los cinco y una bambina.

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XV


Lo miro y sé que no está jugando, me quedo quieta y él se acerca.

—¿Qué vas a hacer?

No contesta sólo se para acercándose cada vez más a mi

—¡Espera! ¿Para qué?

—Quiero revisar tu espalda.

—Y yo no quiero que hagas eso.

—No me importa.

—Pues a mí tampoco —lo interrumpo.

—Solberg...

—Barone....

Connor entra sin tocar pero ya tiene playera.

—Solberg, tenemos que ver lo de las chicas y todavía tenemos un asunto pendiente... —por su tono de voz puedo deducir que está molesto.

—Lo sé, vamos —digo mientras me levanto, no logro avanzar mucho cuando Barone apresa mi brazo—. Te salvo la campana.

—Cuanta suerte tengo —exclamo con ironía, me suelto y voy con Connor victoriosa.

—¿No te cambiaras?

—No, tu playera es muy cómoda, además va con mi estilo —miro a Barone y este esta serio, me giro y salgo junto a Connor.

Vamos al jardín que está en la parte de atrás, cuando llegamos los mellizos ya están con las mujeres, mis ojos buscan a alguien específicamente y la encuentro detrás de muchas más.

—Bien, ¿Quién de aquí habla italiano? —nadie dice nada—. ¿Español? —la niña y otra chica levantan la mano—. ¿Y ruso? —todas las demás levantan la mano.

—Arabella, necesito un traductor busca a alguien.

Las miro y todas tienen ropa decente como pedí.
Barone y Dante entran.

—¿Nos has llamado? —pregunta Dante risueño.

—No, he pedido un traductor.

—Entonces te ayudo. —no deja de sonreír

—¿Quién está aquí porque la obligaron? —me dirijo hacia ellas mientras Dante repite lo mismo en ruso.

—Connor, ¿cuántas son en total? —pregunte a Connor.

—Cuarenta y cinco.

Comienzo a contar cuantas chicas están aquí en contra de su voluntad y la más pequeña está en ese grupo, son 22.

—¿Y las demás, por qué? —Dante lo repite, pero no recibimos respuesta.

—Muy bien, el hombre que está a mis espaldas las va a matar, así que soy su única opción, o contestan o él decide qué hacer con ustedes.

Espero a que decidan hablar una de ellas lo hace, pero no entiendo ni papa, así que espero a que Dante me explique.

—Ella entro porque necesitaba el dinero y no tiene una preparación útil para conseguir lo que necesita.

—¿Cuantas más como ella?

Levantan la mano 11 chicas.

—¿Y las demás?...

—Decisión propia —me interrumpe Barone, volteo con Dante y este asiente. Esto nos deja con 10 chicas que disfrutan ser putas y que las traten como mierda.

—Bien haremos esto, las que quieran largarse pueden hacerlo a la voz de ya. Las que no tengan recursos para hacerlo Connor —lo señalo—. Les ayudará. Las que tienen "necesidad" pueden hacer lo mismo y entrar en uno de los tantos prostíbulos que tiene Barone o tal vez ayudar en la limpieza, eso depende de él —lo apunto de igual manera—. También...

NO TODO ES LO QUE PARECEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora