NO TODO ES LO QUE PARECE

Entre ceja y ceja. Y una nueva caperucita

XXIII

Estamos a siete edificios de nuestro objetivo, afortunadamente los demás no pasan de los los 50 pisos. Donde se encuentra Barone y los demás están en el 57, ese es el edificio más grande con 62 pisos. Nosotros tuvimos que buscar uno con por lo menos 56 o 57 pisos, para poder subir a la azotea y ahí ejecutar.

Fue un show adentrar a cuatro chicos armados sin ser detectados, aunque Barone ayudo un poco, quien se lució fue Connor, entro al sistema dejando al edificio sin luz.

La señal era la explosión de dos automóviles, Connor causo un apagón cuando los oficiales corrieron ante la explosión.

Teníamos cinco minutos para pasar el estacionamiento y subir a la azotea. Lógicamente no subimos 57 pisos en ese tiempo, cuando la luz se encendió reinicio el programa que había hackeado dándonos el tiempo suficiente para llegar.

—No imaginé edificios tan altos, el aire intervendrá demasiado en la trayectoria de la bala —hablo analizando las condiciones.

—¿Qué esperabas? este país es una potencia mundial y estas tratando con mafiosos de cuello blanco, ¿querías edificios de 10, máximo 15 pisos? —expresa sarcástico Connor.

—Otra cosa, Reydmon dijo que habría ventanas, pero son pequeñas, a lo mucho de 40x90 centímetros —agrega Gian.

—Pero son continuas, a lo mucho cinco centímetros entre cada una.

—Pero están arriba, casi en el techo.

—Sí podemos. ¿Qué edad tiene el hijo? —cuestiono.

—Doce —contesta Gian.

—Bien, yo no mataré a un niño. Alguien más hágalo.

—¿Estas desobedeciendo una orden? —dice molesto Gian.

—Que alguno de los Guerra lo liquide.

—No hay tiempo para eso, además ese "niño" está dentro de todo esto. Consume y ha distribuido, no es una blanca palomita. Ese "niño" iba tres veces a la semana al burdel de Alarik —agrega Arabella.

—Tiene doce años. No tiene ni conocimiento de eso —digo incrédula.

—Dime, ¿Tú que hacías cuando tenías doce? —interroga.

Me quedo callada puesto que tiene razón, aunque parezca increíble todo depende de dónde te rodeas, cuanta basura tienes cerca de ti, donde te desenvuelves, y el chico con Barone cerca...

—Yo me encargo de la madre y el chico, bueno de todos —habla Gian.

Traemos intercomunicadores, incluso los otros tres que presenciaran los asesinatos en vivo y directo. Los rifles están listos. Mi celular vibra, es un mensaje de Barone.

"Entramos en cinco minutos"

—Gian, tenemos que ser rápidos, precisos, cada descarga tiene que ser letal. No podrás hacerlo, cuando mates al primero, todos se exaltarán y empezarán a moverse. Empieza con el niño y la mujer; estarán juntos, cuando la madre tome al chico en brazos llorando, se quedará inmóvil, ese es el momento. Yo me encargo de Arthur.

—Van entrando —dice Arabella al ver tras los binoculares.

—Connor, vigila que no nos molesten.

—Listo jefaza —sonrío ante su simpleza.

—Vamos ya quiero acabar esto, nada me gustaría más que dejarlos como cernedor —expresa Gian extasiado.

—Cálmate, querido —ahora era Arabella quien hablaba—. Sólo un disparo.

—Entre ceja y ceja Gian —intente no pensar en sus retorcidas sonrisas, sé que disfrutan del momento.