Ashton

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XVI

Deja eso ya...dice aburrido.

Tenemos que hacerlo, así que mejor ayúdame.

¿Por qué eres tan sosa?

Ashton, ayúdame y luego hacemos lo que quieras.

¿Lo que quiera? —pregunta con una sonrisa.

Sí anda, ayúdame —se une a mí y empezamos a bajar la mercancía del camión.

¿Qué vas a querer de regalo? cuestiona.

¿Qué regalo?

El de cumpleaños...

Por favor Ashton, no seas ridículo faltan 5 meses aún.

¿Y? No se cumplen años todos los días...

No, exactamente sólo un día al año. Además, si me darás algo tiene que ser algo que me quieras dar. Sólo toma en cuenta que tengo 9 casi 10 años así que piensa en algo creativo.

No me dirás nada, ¿ni una pista?

No.

Empiezo a reír y me alejo, hemos acabado después de casi toda la tarde así que lo que queda es ir con los chicos.

—Vamos al museo —dice jalándome.

No. Tenemos que ir con los demás.

Prometiste que haríamos lo que yo quisiera.

Sabes que no me gustan esos lugares... me siento muy incómoda, todos nos ven con lastima y nos sacan como animales. No estoy al nivel de ellos en conocimiento y menos me parezco a uno de ellos.

Claro que no eres como ellos, eres mejor, anda ven conmigo.

¿Por qué te gustan esos lugares? Mejor vamos al parque —le digo alegre—. ¡Anda! ¡Vamos! —lo tomo del brazo y doy pequeños saltos.

Está bien. —dice serio pero después sonríe.

20 minutos después estábamos en la entrada del parque.

Tenemos que darnos prisa, ya casi anochece —tira de mí y vamos más rápido, nos sentamos en unos columpios.

Pasamos lo que resta de la tarde jugando, hasta que es el tiempo de irnos.

Vamos... es tarde.

No quiero, está tan lindo aquí, sin personas, el aire fresco, hoy hay estrellas... lo que es raro casi nunca las podemos ver.

Lo sé, pero es tarde prometo que vendremos más seguido —dice con una sonrisa. Me extiende su mano y me ayuda a pararme del pasto.

Está bien, pero estoy cansada —hago pucheros ocasionando que ría pero no nos detenemos.

Llevamos 15 minutos caminado y ya no puedo más con su ritmo.

¡Ya no puedo! Vete tú.

Anda que todavía falta llegar a casa, ya casi llegamos a la bodega.

Ya no puedo con tu paso, casi vas corriendo. Vete tú yo llegaré después —dije caminando diez veces más lento.

Sube.

¿Qué?

Sube —señala su espalda.

NO TODO ES LO QUE PARECEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora