Arthur Petrov

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XXII

¡Maldición! bendita la hora en que decidí irme.

Estoy cansada, van a ser las 12 y sigo caminando quien sabe a dónde, siempre he sido muy mala con las direcciones.

El tono de mi celular terminar con mis quejas.

"¡Qué!"

"¿Dónde diablos estás?"

"¡Barone! Que gusto escuchar tu dulce voz"

"Déjate de juegos, ¿Dónde te metiste?"

"Estaba a punto de meterme en la entrepierna de un ruso..."

"Voy por ti, no te muevas"

Colgó, maldición. Volveré a llamar.

Tres intentos después lo mando al carajo. Tendré que esperar a que amanezca. ¿De qué estoy hablando? Mi treta no puede esperar, pero no quiero caminar más estoy muerta. Así que espero unos varios minutos para tomar fuerzas.

Después de un tiempo reacciono y nuevamente tomo mi celular pero esta vez para llamar a Marck y los chicos, cosa que se ve interrumpida por las luces de una camioneta. Se estaciona junto a mí.

—¿Cuánto por noche?

Me giro para decirle de todo pero me detengo al ver de quien se trata.

—Sube —ordena.

—Son 200, 000.

—Tengo el doble.

—Eres un idiota.

—Y tú una zorra.

—Vete al diablo.

Sube

Obedezco y en dos segundos estoy del lado del copiloto.

—Barone, ¿Qué haces aquí?

—Connor está preocupado.

—Eso no explica que estés aquí.

—¿Quién más te podría encontrar?

—Cualquiera que tenga mi número.

—Tienes apagado el GPS, tu chip tiene ancla. No cualquiera te va a encontrar.

—Cierto —hasta ahora lo recuerdo.

—Yo no soy cualquiera. Dónde sea que estés te encontraré. Eso puedo jurarlo.

Sentencia mirándome. Un escalofrío recorre mi espina dorsal, no titubea un poco. Por un segundo me sentí segura.

—¿Cómo sabias que te necesitaba? —sonríe y no me agrada que lo haga.

—Te he dicho que Connor está preocupado. Llegó a mi habitación y me dijo que estabas desaparecida y no podía rastrearte, eso fue pasada las 10 decidí esperar y al no saber nada de ti supe que algo te había pasado.

—¿Y ya? Si él no pudo rastrarme ¿por qué tú sí?

—Te dije que no soy cualquiera, además recuerda que tengo una compañía de seguridad.

—Diablos, tendré que ver como escapar de ti. Será más difícil de lo que creí —digo burlona.

—Eso nunca —habla serio, al parecer lo tomó enserio.

—Anda vamos, estoy cansada —cambio de tema ya que no me gusta el rumbo de la anterior. así decide arrancar y continuamos en silencio, uno agradable.

NO TODO ES LO QUE PARECEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora