IV

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Estoy a punto de una crisis nerviosa, no me ha gustado nada la amenaza de Barone...

Y por otro lado esta Ethan, entiendo su reacción y le agradezco en el fondo por hacer que me quedara con él este día, sería la primera vez que nos separamos, la primera vez que estoy nerviosa por mi "nuevo trabajo"

Sé bien por qué ha pedido que sea yo la que se quede con él y no Ethan, esto me pasa por impulsiva, pero no me arrepiento debe de saber que por más poder que tenga no logra intimidarme, que no dejaré que me trate como su esclava o me humille, y al parecer no le pareció, sé que esto es una venganza por el comportamiento de hoy pero sobre todo por lo ocurrido ayer.

No sé cuánto tiempo me mantenga con él pero tengo muy claro que no será para nada lindo.

Cansada de pensar en el mismo tema decido salir a comer, esperando no toparme con nadie pero en cuanto abro la puerta Gabriel, Connor y Ethan están sentados... ¿esperándome?

—Hola... —digo sin saber que hacer. Enseguida Eth corre y me abrasa, seguido por los otros dos. Me arrastran hasta el sofá dejándome ahí sentada.

—¿Qué ocurre? —digo y todos se van alejando menos Connor que se posiciona a mi lado y pasa su brazo izquierdo por mis hombros.

—¿Así que le enseñaste a Barone quién manda?

—¿De qué hablas? —no entiendo de qué me hablan.

—De que no dejas de sorprenderme, ¿Cómo te atreves a gritarle? ¡Enfrente de sus hombres! —Connor vuelve a hablar sorprendido.

—¿Yo?, hoy no fui la que grité Ethan habló, yo no —aclaro.

—Exacto hoy no ¿Pero ayer? —dice juguetón. 

Volteo hacia Gabriel por maldita boca larga.

—Malia sabes que hiciste mal, él es más poderoso ¿no lo entiendes? Y no sólo eso, sino que tiene a Ortiz, los hermanos Guerra y a Fabrizzio...

—Ethan... ¿Qué te ocurre? ¿Por qué nos subestimas tanto? Nosotros tenemos a casi toda Italia con nosotros, el sur de Francia también, estamos por quitarle a Ortiz gran parte de Colombia, no somos débiles.

—El punto es que ahora sé porque te eligió a ti... —tal vez fue mi imaginación pero sonaba aliviado, como si se quitará una culpa.

—Ya te dije se cuidarme.

—Ella tiene razón, no va a pasar nada, no lo permitiremos, todo seguirá tal cual —dio por terminado Gabriel.

Eso hizo que me sintiera segura, una vez más ellos están para mí. También me dio más hambre así que voy directo a la cocina.

—¿A dónde vas? —cuestionan al unísono. 

—Por comida antes de que esto se convierta en un grupo de apoyo o algo así...

Al llegar veo una deliciosa manzana verde y le doy el primer mordisco.

—Yo hubiera pagado por ver la cara de Barone en esos momentos —dijo Connor para después arrebatarme la manzana.

Estuvieron hablando de lo mismo mientras yo iba por unas galletas a la alacena pero Gabriel me las arrebató y lo mismo pasó con el zumo de piña que ahora se está bebiendo Eth.

—Muy bien trío de holgazanes, ya que no me dejaran comer vamos a entrenar —dije para después salir por la puerta del comedor hacia el jardín de la parte trasera con ellos detrás de mí.

—¿Ya te había dicho que eres una mandona? —dijo Connor aburrido.

—Pues tú vas a ser el primero.

NO TODO ES LO QUE PARECEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora