NO TODO ES LO QUE PARECE

¿Odio?

XIX

Ya no quise saber más así que presioné el mismo botón que Barone había presionado, la pantalla se volvió negra y solté un suspiro llamando la atención de todos los presentes.

Me puse de pie intentando ignorar el dolor en la rodilla, miré a los mellizos y dije firme;

—Que sea la última vez que se meten en algo que no les importa —digo mirando directamente a Gian haciendo que contraiga la mandíbula.

—¿A dónde vas? —Connor se pone junto a mí.

—Necesito procesar todo y darme un merecido baño.

Veo las escaleras y siento que son interminables, al parecer Connor leyó mi mente y nuevamente se puso a mi lado, soltó un suspiro para acto seguido alzarme en brazos.

—¡Connor! —terminé gritando por el susto—. ¿Qué haces? Bájame

Hizo caso omiso y empezó a subir las escaleras diciendo: —Así te llevare después de nuestra boda.

—Eres un tonto —no puedo evitar sonreír.

—Lo sé. —dice orgulloso para después reír, su pecho vibra haciéndome cosquillas.

Llega hasta mi habitación y ágilmente abre la puerta dejándome en la cama.

—Listo —dice para después traer el botiquín.

—Primero iré a bañarme. Tú mientras podrías ir a conseguirme un poco de comida... —pongo unos morritos ocasionando que ría y que me salga con la mía—. Y también ver cómo están todos después de la humillación que les di.

—Vale, pero tienes prohibido salir de aquí sin mí.

—Si vuelves a prohibirme algo te mando directo a la mierda.

Rueda los ojos para después salir. Yo tomo un cambió de ropa y me dirijo al baño.

20 deliciosos minutos después salgo con la ropa puesta; un short de licra negro 4 dedos arriba de la rodilla, una blusa amarilla holgada de manga corta y cuello en círculo, unos calcetines negros cortos, no me gusta estar descalza.

Después de estar bajo el agua mis músculos están más relajados y el dolor de la rodilla se ha calmado aunque siga hinchada.

Voy a cepillar mi cabello pero al mirar a través del espejo veo a Barone sentado en la cama logrando que brinque en mi lugar.

—¿Pero ¿qué diablos te pasa? —digo tranquila después de unos segundos pero no contesta, decido ignorarlo y concentrarme en lo que estoy haciendo.

Al pasar el cepillo por la herida de mi cabeza hago una mueca, ya no sangra pero sigue doliendo al pasar por la zona.

—¿Qué tal la rodilla?

Lo miro extrañada y término con mi cabello que es bastante largo, está en mi cintura llegando a mis nalgas debería cortarlo...

—Ni se te ocurra. —demanda.

—¿Qué? —creo que lo último salió de mi boca sin darme cuenta.

—No lo cortes.

—Ya está bastante largo va a hacer un impedimento.

—Entonces amárralo cuando vayas a salir y punto.

Hice una mueca no muy convencida, me vi en el espejo y mi cabello cae en cascada, es ondulado casi rizado, no quería maltratarlo amarrándolo, en fin, eso lo vería después ahora queda un tema pendiente.