Scott Eastwood I

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Narra Baby

Pateé una pequeña piedra que se hayaba en el camino de tierra con mi bota marrón, maldiciendo por lo bajo porque mi amiga, que tenía coche, me había dejado tirada para irse con su novio a un rodeo que se celebraría durante toda la semana en el pueblo en el que vivía, si se le podía llamar así.
En verdad eran muchas granjas dispersadas con un núcleo donde se encontraba el supermercado, la comisaría del sheriff, la clínica y la veterinaria. Eso era el pueblo y mi hogar estaba a unos cinco kilómetros. Nada lejos comparado con otros muchos que estaban a veinte, sin embargo, el calor abrasador estaba quemando mi piel, ya empapada en sudor.
Arrugué la nariz y suspiré, resignada, mirando hacia delante hasta que una furgoneta azul vieja y oxidada se paró en el camino, a mi lado.
Sonreí al reconocer el motor del vehículo de Clint, un amigo de mi padre y básicamente también mío ya que solía visitarlo a diario para ver y cuidar a sus caballos. Él me pagaba por ayudarlo y también por hacerle compañía pues sólo vivía con sus animales.
Me giré y mi sonrisa desapareció cuando en el asiento del conductor no estaba el hombre adulto que esperaba.

Me giré y mi sonrisa desapareció cuando en el asiento del conductor no estaba el hombre adulto que esperaba

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—Hola, ¿te llevo?

Miré y examiné su rostro de arriba a bajo, dándome cuenta de que se parecía un montón a Clint. Tenía unos ojos verde bosque, el pelo castaño y piel morena por haber pasado demasiado tiempo bajo el sol. La expresión de su sonrisa era idéntica a la del hombre al que pertenecía la furgoneta. Y estaba muy bueno.

—¿Eres el hijo de Clint? —pregunté sin poder contenerme.

Nunca había conocido ningún familiar suyo así que la curiosidad me pudo.
Él asintió breve dos veces sin apartar ese deje de diversión en la comisura de sus labios.

—Debo parecerme bastante. Soy Scott —se presentó, aproximándose hacia la puerta del copiloto para abrirla—. ¿Entras?

Mordí mi labio inferior, indecisa. Era sin duda la furgoneta y el hijo de Clint, ¿qué podía pasarme? Ladeé un poco la cabeza pero al final liberé una suave sonrisa.

—Sí, gracias —entré en el vehículo, dejando la mochila entre mis piernas—. Yo soy Baby.

Estrechamos manos antes de que Scott arrancase.

—¿Baby? ¿La hija de West?

—¿Conoces a mi padre?

—No, pero Clint me ha hablado de él alguna vez... —puso la furgoneta en tercera y la mantuvo así por los desniveles de la ruta de arena—... y de ti también.

—¿Ah si? ¿Y qué te cuenta? —reí, acomodando mi cabello hacia el lado izquierdo y apoyando mi brazo derecho en la ventana.

—Que eres la chiquilla que lo ayuda con los caballos y que le prohíbe beber más de cinco cervezas al día —ambos soltamos una carcajada—. Bien hecho, por cierto.

—No es nada, tu padre es un gran tipo —comenté, curiosa por saber por qué nunca había visto a Scott antes, por qué Clint jamás me contó que tenía un hijo perdido por el mundo.

One shots 《Actores》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora