One shots 《Actores》

Brad Pitt I

Narra Baby

Aferré mis carpetas, pegándolas contra mi pecho mientras que los hombres uniformados se relamían al verme pasar. Gastaban bromas, se pegaban codazos y me sonreían de oreja a oreja de tal forma que el gato de Chesire quedaría completamente avergonzado.
Los tacones de mis zapatos repiqueteaban cada vez que daba un paso, cada vez mucho más rápido tal y como lo estaba haciendo mi corazón.
Nunca me gustaba ser el centro de atención, por eso me había hecho periodista, para entrevistar a personajes mucho más importantes que yo ennlos que la gente siempre se fijaba, obviando por completo mi existencia.
Esa era la cruda realidad de los periodistas o al menos de muchos de ellos. Éramos simples peones que recaudábamos información y fotos, a veces de forma ilegal, para luego presentarlas al mundo exterior.
De todas formas yo no era ninguna paparazzi. Me tomaba en serio mi trabajo y jamás había publicado nada que ellos no quisieran... tal vez ese era el motivo de que no me ascendieran.
Suspiré, ya agobiada de todos esos soldados silbándome y acercándose a mi en lo que parecían bobas bromas. ¿Es que no tenían novias o mujeres en sus casas?
Por fin iba a salir del área de descanso pero entonces uno de esos hombretones de me puso delante.

—Buenos días, bombón, ¿puedo ayudarte en algo? —preguntó mientras que sus colegas no paraban de desternillarse.

—No, la verdad es que no pero gracias —sonreí por pura educación antes de intentar sortearlo.

Y digo intentar porque volvió a interponerse en mi camino.

—No, en serio, ¿a quién buscas? Podría llevarte —cruzó los brazos en su pecho para marcar sus bien definidos músculos.

—He dicho que no hace falta, sé perfectamente dónde está vuestro sargento —dije, esa vez más dura aunque no fue por mi actitud por lo que reculó un par de pasos hacia atrás.

—¿Al sargento?

—¿Es que estás sordo, Mike Latowski? —se oyó una voz a sus espaldas.

De pronto, todos los soldados dejaron de hacer tonterías para ponerse rígidos como palos, con su mano derecha sobre su frente. Eso incluyó al tal Mike, quien ahora sudaba como un pollo.
Asomé mi cabeza por detrás de su tocho físico para ver al sargento. Era muchísimo más guapo en la realidad. Sus ojos azules como zafiros me miraron, cortándome la respiración.

—Señorita Connor, viene usted muy puntual —dijo mientras avanzaba hacia mi posición.

—Sé que es un hombre muy ocupado —asentí, queriendo ir a un sitio más privado para empezar la entrevista... aunque no me importaba hacer otras cosas menos verbales y más físicas.

"Concéntrate, Baby, por Dios" ne regañé a mi misma.

—Sí que lo soy —asintió, mirando a Mike—. Cincuenta flexiones contadas, soldado.

Y dicho eso el tipo se puso a hacer flexiones como un loco.

—Acompáñeme, señorita Connor —dijo el sargento, al cuál seguí como un cachorrito perdido.

Salimos del area de descanso y andamos por unos pasillos anchos, de paredes blancas y baldosas grises, todo ello impoluto y brillante.
El sargento se llamaba Brad Pitt y, como es lógico, llevaba puesto el traje de soldado pero con sus respectivas condecoraciones que lo diferenciaban del resto. Sus botas militares marrones le quedaban genial y por si su cuerpo fuera poco, tenía el rostro más masculinamente perfecto que había visto: ojos azules y grandes, nariz propircionada, labios carnosos y un mentón marcado y cuadrado. Simplemente perfecto.

—Siento que mis soldados la hayan importunado, llevan meses sin volver a sus casas —comentó mientras caminaba delante de mi.

—No pasa nada, está bien —dije antes de que Brad se parara frente a una puerta que tenía una plaquita de metal que rezaba "Pitt".