Jason Momoa | Licantropía

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Narrador Omnisciente

Jason no lo entendía

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Jason no lo entendía. Jamás se le habría pasado por la cabeza que algún día se imprimaría de Baby, una chica que ni siquiera podía cambiar de forma. No le entraba en la cabeza como él, un alfa, había podido ser emparejado con alguien así.
Baby tampoco lo entendía. Cómo podía Jason haberse vinculado con ella cuando ella era, básicamente, una don nadie en la manada.
Ninguno había sentido nunca nada por el otro pero ahora ambos estaban unidos por algo mucho más fuerte que los sentimientos. Mucho más fuerte que lo que había mantenido a Tom y a Baby juntos.
A Jason no le importaba Tom. Él siempre había sido muy solitario y poco participativo en la manada. Tampoco era demasiado fuerte. Su pérdida no sería algo dramático. Pero lo que sí que le preocupaba era la chica.
Ahora que él se había imprimado de ella, lo único que le importaba era su bienestar. Daba igual que él jamás se hubiera fijado en Baby. Ahora ella era su razón de existir, lo más importante en su día a día.
No había pensado que Baby fuera extraordinariamente hermosa pero ahora todo, absolutamente todo de ella le parecería lo más bonito que había visto jamás.
Y claro, Jason sabía que ella y Tom estaban juntos. O mejor dicho, lo habían estado.
El día anterior Tom había salido del territorio de la manada con sus últimos pensamientos puestos en la chica.
Hubo un instante en el que el alfa pensó que tal vez el lobo intentaría desafiarlo. Pero no lo hizo.
En cuanto a Baby, ella se alegraba de que Tom la hubiera escuchado. Que él estuviera vivo era a lo único a lo que ella se aferraba ahora.
Nada impedía que Jason fuera a reclamar lo que era suyo. Baby ya sabía lo que ocurría. ¿Para qué retrasarlo?
Esa misma mañana, el jefe de la manada condujo hacia la casa de la chica en su moto, la cual aparcó a pocos metros del porche de la vivienda, donde Baby estaba sentada tomando un café.

Narra Baby

Jason apareció en su moto negra a primera hora de la mañana. No me había hecho falta tener telepatía con él para adivinarlo. Un lobo alfa siempre toma lo que es suyo cuanto antes.
Mi cara estaba pálida y tenía enormes bolsas bajo mis enrojecidos ojos por la falta de sueño y por haber llorado durante toda la noche. Podría decirse que estaba horrible. Pero no me importaba.
Él se bajó de la moto y caminó hacia mí a paso lento, mirándome con esos ojos granates que tantas veces me habían despreciado. Por un momento pensé que estaba en una absurda pesadilla. Y ojalá hubiera sido así.

-Sabías que vendría -habló, parándose a pocos metros de mí.

Yo dejé la taza de café sobre uno de los peldaños, me levanté y acorté toda la distancia que nos separaba.
Jason me sacaba al menos quince centímetros de altura y eso se notaba. Tenía que alzar mucho la cabeza para poder mirarlo a la cara.
Por un momento me paré a observar su expresión. Nunca nadie me había mirado como él lo estaba haciendo. Ni siquiera Tom. Era como si estuviera viendo algo insoportablemente precioso. Parecía que hasta le dolía tener que estarse quieto delante de mí. Su porte de alfa aún estaba ahí pero rebajado hasta un nivel que nunca antes había visto. Parecía estar rindiéndome pleitesía.
A pesar de todo ello, le iba a dejar las cosas claras.

One shots 《Actores》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora