La Batalla del Laberinto.

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Tan pronto Aquiles llego al Campamento Mestizo fue recibido por Quiron, Tyson, Grover y Annabeth, esta última había ocasionado que un sonrojo subiese a sus mejillas.

Con prisa explico cómo había llegado a esa isla, que Quiron llamo Ogygia, y como se había encontrado con Calipso, la hija de Atlas, que quería matarlo sin demoras. Conto también la explosión del Monte Santa Helena, y las palabras que Perseo había gritado.

El rostro de Quiron se ensombreció ante eso.

-Así que Perseo ha liberado a Tifón. No es un buen augurio, pero tampoco es muy sorprendente. De todos modos, hemos de prepararnos. Los ejércitos enemigos ya no deben tardar. Y todos estarán sedientos de sangre.

Y se marchó. Mientras, Tyson explicaba cómo habían salido en Manhattan, y les había tomado solo una hora llegar a Long Island, donde el campamento ya había entrado en modo de batalla. Las cabañas se dividieron en diferentes tareas, mientras la de Apolo montaba una enfermería provisional, que sería muy necesaria. Los de Hermes pusieron trampas por todo el bosque, mientras los de Hefestos preparaban catapultas y ballestas gigantes. Clarisse y sus hermanos estaban en primera línea, mientras los de Deméter y los espíritus de la naturaleza usaban el bosque para su ventaja.

Aquiles se puso su armadura de batalla, y se puso junto a Quiron, y Annabeth, quien veía la Cabaña Seis con nostalgia. Aquiles sabía que pensaba en sus hermanos, los cuales se habían puesto del lado de Perseo, todos y cada uno de ellos.

-No bastara-murmuro Quiron, viendo a todos los campistas, que tenían los nervios a punta.

Aquiles miro a Quiron. Intento contradecirlo, pero no pudo. No veía como resistirían el Ejercito Titán y el Ejercito de Perseo. Con suerte, ambos estarían tan ocupados entre ellos, que se olvidarían de los campistas. No lo creía, pero la esperanza parecía ser lo único que le quedaba.

Aquiles miro a Tyson, quien estaba junto a las catapultas, para cargar las municiones. Miro a Grover, junto a los demás sátiros, con su porra y su escudo de corteza. Luego a Annabeth, quien justo al lado de Quiron sujetaba su cuchillo con tanta fuerza que sus nudillos se tornaron blancos. Miro a los demás campistas, todos con el miedo en sus caras.

Sin previo aviso, el suelo bajo Aquiles comenzó a temblar. Un fuerte rugido salió desde la Tierra, haciendo que Aquiles se cubriese sus oídos.

Entonces, el Puño de Zeus exploto.

-¡Junten sus escudos!.

Ante la orden de Clarisse, toda la Cabaña de Ares junto sus escudos, formando una falange.

Una docena de gigantes Lestrigones surgieron del suelo, con postes de luz como lanzas y carros aplastados como escudos. Una lluvia de flechas doradas salió volando de entre los árboles, y los doce gigantes fueron reducidos a nada. Sin embargo, tras ellos venían el triple, y menos armados que los anteriores. Las catapultas se soltaron, golpeado a muchos gigantes. Flechas volaron. Los gigantes rugieron, y uno de ellos golpeo la falange, haciendo que media docena de Ares salieran volando como muñecos de trapo.

Jake Mason de Hefestos presiono un botón, y todos los alrededores del Puño de Zeus estallo en fuego griego, aniquilando a todos los monstruos. Antes de que los campistas pudiesen festejar, cientos de monstruos salieron, remplazando a todos los caídos. La Cabaña de Ares se apresuraron a atacar, y Argos se les unió. Tyson combatía contra un lestrigón, y lo golpeaba con su porra en la cabeza.

Quiron apuntaba con calma y disparaba flecha tras flecha, derribando a todos los enemigos que se ponían en su mira. Perros infernales cargaban contra los sátiros. Flechas incendiarias volaban contra los arqueros. Ciclopes destruían a las dríades. El fuego griego estallaba por todo el bosque, mientras que las catapultas seguían disparando proyectiles.

El Retorno del Rey.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora