La Guerra Comienza

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Bien, aquí tienen otro capitulo, donde oficialmente hay guerra.

Espero disfruten.

...


Aquiles estaba nervioso. Mientras ajustaba su armadura de batalla, no pudo evitar pensar en lo que se acercaba. Estaba nervioso, y se justificaba, pues él había sido nombrado líder, y debía dirigir a cuarenta semidioses contra los ejércitos de Perseo y Kronos.

Recordó aquel día hacia un año, cuando ellos, en conjunto con Quiron, habían llegado al Olimpo, buscando refugio, luego de perder la batalla en el Campamento Mestizo ante Perseo y Kronos. Los dioses los habían alojado, pero aun así se habían mantenido lejanos. Él había esperado que todos ellos les entrenasen y los dotasen con poderes geniales o armas increíbles, pero no. Zeus y los demás se habían mantenido encerrados en sus palacios (casi todos en ruinas), y los habían dejado a todos ellos vagar por ahí.

En esos momentos Aquiles no pudo evitar estar furioso con todos los dioses, y se preguntó no por primera vez si pelear por ellos era lo correcto. Se preguntó si Kronos o Perseo hubiesen sido opciones más viables.

Y ahora, el momento se acercaba.

Los dioses habían abandonado el Olimpo para luchar contra Tifón, el Gigante Tormenta, en el oeste, e intentar detenerlo; aunque Aquiles no tenía muchas esperanzas, pues Quiron en confidencia le había contado que en el pasado todos los dioses habían sido vencidos por Tifón, y solo Perseo al final lo había derrotado. Mientras, Kronos y Perseo se preparaban para lanzar la ofensiva definitiva, e intentar tomar el Olimpo de una vez por todas.

Se estremeció mientras ajustaba las correas de su coraza. No tenían números suficientes, Annabeth lo había calculado. Sin las cabañas de Deméter y Atenea, y las Cazadoras (por alguna razón, Annabeth pensaba que si estuviesen vivas, se hubiesen presentado en la pelea), tendrían que estirar a los guerreros que tenían, para intentar cubrir todos los caminos. Tampoco tenían a Quiron, quien se había marchado intentando reunir aliados.

Al menos, pensó intentando ser optimista. Los Dioses del Viento mantendrán los ataques aéreos bajo control.

Termino de ponerse su armadura y salió del Empire State Building (el portero había huido hacia mucho), encontrándose con los cuarenta campista que debía dirigir, para detener a miles de enemigos.

A su alrededor vio a muchos mortales dormidos, y suspiro. Era tan extraño, pero bienvenido a la vez, el ver que los mortales no serían un problema. También agradecía la barrera que había surgido en la isla, alejando a todos los mortales que quisieran acercarse. Sospechaba que era obra de Perseo, pero él lo agradecía, así no tendrían que preocuparse por los mortales

Annabeth se acercó a él, vistiendo un traje de combate negro, y con su cuchillo enfundado.

-¿Estás listo?-pregunto ella con un deje de compasión. Sabía que Aquiles estaba bajo mucha presión y lo compadecía.

Aquiles asintió y los miro a todos. Muchos tenían miedo, y no los culpaba. Habían visto de primera mano lo que Perseo y Kronos eran capaces de hacer, y estaban justificados a sentirse nerviosos. Según los informes, los ejércitos enemigos estaban a poco más de una hora de distancia, y se agrupaban para lanzar los asaltos a la isla.

-Escuchen, tenemos que defender Manhattan con todo. Si Perseo o Kronos llegan al Olimpo, es el fin del juego-les dijo algo que ya todos sabían-. Debemos dividirnos y proteger todas las entradas a la isla. Los Dioses del Viento mantendrán alejados los ataques aéreos, pero debemos encargarnos de defender los ríos, puentes y túneles nosotros mismos.

El Retorno del Rey.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora