«Está oscuro.
Sé que mis ojos están abiertos, pero todo a mi alrededor está negro.
Mis ojos... También están húmedos.
Huele a alcantarilla y a tierra, siento la bilis subir por mi garganta. El asqueroso sabor del vómito se hace presente en mi boca, mezclado con algunos cabellos que se han colado en mi cavidad bucal, pues mi pelo sudado y lleno de barro está pegado a mi cuello y rostro.
Siento las paredes estrecharse, queriendo que mis hombros se compriman hasta que acabe siendo una tortilla de sangre y huesos partidos.
Al tiempo que las paredes se estrechan, el aire se enrarece, es difícil continuar respirando.
¿Dónde estoy? ¿En una prisión? ¿En un pozo? El frío recorre todo mi cuerpo, cubierto con unos harapos grises y marrones.
Siento unos dedos viscosos recorrer mi cuerpo. Me da asco.
Xavier, ayúdame.
Tengo miedo».
~*~
Fue escupido de sus oscuras alucinaciones gracias al zarandeo constante y enérgico de Xavier, quién tenía el rostro desfigurado por la preocupación. Jordan examinó todo a su alrededor: estaba en la oficina de su jefe, como cada día; llevaba puesto su traje negro con corbata verde, como cada día; su pelo estaba recogido en un moño (algo despeinado debido al zarandeo), como cada día. Todo era normal, solo fue un mal pasaje.
—¡Dios, por fin volviste en ti! ¿¡Sabes lo preocupado que me tenías!?
—Xavier... —susurró, como queriendo comprobar que de verdad estaba a su lado, y acto seguido se lanzó a su cuello de forma tan brusca que la silla en la que estaba sentado cayó al suelo, provocando un gran estruendo— ¡Xavier!
El miedo que segundos antes había experimentado se disipó por completo, se dejó engullir por la tranquilidad y calidez que emitía su amante, que lo apretó fuertemente entre sus brazos. Jordan solo había estado encerrado en esa horrible burbuja de terror durante un par de minutos, pero para ambos había sido eterno. En los brazos del otro, las desgracias, el tiempo, el mundo... Todo desaparecía y tan solo quedaban ellos dos.
«Otra vez... Otra vez Xavier es quien me ha salvado... De verdad parece mi caballero de brillante armadura».
Era la cuarta vez que Jordan había experimentado una alucinación semejante en el último mes, la segunda estando Xavier presente. Sin embargo, el peliverde guardaba el miedo que le provocaba estar atado a esas alucinaciones, no quería ser una preocupación o una carga para el pelirrojo, prefería callar y alegar que tan solo era cansancio, la excusa número uno para cualquier situación que las personas no desean explicar.
—Jordan, no quiero desconfiar de ti, pero no creo que sea solo cansancio lo que te ocurre... —confesó su jefe con un brillo de pena en sus orbes esmeraldas. Pena, lo que Jordan detestaba que sintieran hacia él, pero lo que él sentiría en esa situación. Irónico, pero hay pocas cosas en la vida que no lo sean—. Deberías ir al médico...
—No empieces con el tema otra vez —le cortó—. Estoy bien, no te preocupes por mí, ya tienes suficiente contigo mismo.
—Mi amor, ¿crees que no me doy cuenta de que cierras la boca porque piensas que si lo haces "serás un problema para mí"? —entrecomilló con los dedos índice y corazón esa última oración, separándose en poco de Jordan—. Si quieres que no me preocupe, estás haciendo justo lo contrario, estaría mucho más tranquilo si fueses a un neurólogo o a un psiquiatra. Deja de pensar tanto en los demás y piensa un poco en ti; es muy noble lo que intentas hacer, pero no es lo correcto. Jordan, por favor, déjame cuidarte.
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Nostalgia {HiroMido}.
Fanfiction"Estás a mi lado, te veo todos los días, pero te siento tan lejos. ¿Qué pasó con todos los años de amistad? ¿Qué pasó con todas las risas? ¿Acaso ahora soy solo tu secretario? ¿Solo somos jefe y subordinado? Echo de menos el pasado. Nuestro pasado...