Nostalgia {HiroMido}.

Capítulo 9

Xavier le había dicho a Jordan que le recogería a las 20:00 y que se pusiese elegante, por lo que Jordan supuso que irían a uno de los grandes restaurantes que tanto le gustaban a su jefe. El peliverde se puso uno de sus trajes, pero esta vez escogió una corbata negra en vez de verde. Jordan suspiró mientras se cepillaba el cabello en su cama. No estaba convencido de que su amistad tuviese arreglo, al igual que tampoco lo estaba sobre volver a su puesto como le había sugerido el de ojos verdes tras la confirmación de la hora. Los ojos de Xavier... Esta vez Jordan notó algo diferente. Era evidente que no llevaba sus gafas, algo que destacaba a primera vista para alguien tan observador y analítico como Jordan, pero no era ese hecho lo que más le extrañó, sino que esa mirada transmitía calidez, simpatía, alegría, nada de frialdad o seriedad. Además, le había sonreído, ¡hacía siglos que Xavier no le sonreía! Y esa sonrisa se transmitió a los labios de Jordan.

"¿Por qué a veces somos tan idiotas? Sí, ambos. No sabes lo difícil que ha sido tenerte tan distante, cada día el corazón se me rompía más y más. Quería saludarte​ con una sonrisa dibujada en mis labios, quería abrazarte y, aunque no quiera admitirlo y me haya costado darme por vencido y aceptarlo, aunque quería negar lo evidente con todas mis fuerzas... Quería besarte. Lo admito, Xavier... Estoy enamorado de ti, por mucho que preferiría que no fuese así. No solo me hería el hecho de que nos hubiésemos distanciado tanto. Por eso ambos somos idiotas, yo por enamorarme de ti y no tener valor para luchar por lo que sentía, y tú por ser un estúpido arrogante. ¿Cómo me pude enamorar de alguien como tú? Puede que sí sea cierto lo que dicen, que el amor es ciego."

Sonrió con nostalgia mientras seguía cepillándose el cabello, ensimismado, metido de lleno en sus pensamientos. Intentaba buscar una explicación inexistente sobre su amor hacia el pelirrojo.

"Quizás me enamoré del antiguo Xavier, aquel que estuvo conmigo en el orfanato. De pensar tanto en él terminé amándole, ¿es como si me hubiese enamorado de un niño...? Espero que no. Tal vez solo deba dejar de darle tantas vueltas..."

Antes de que se diese cuenta ya eran las 19:45, así que tras cepillar y volver a cepillar su cabello durante tan amplio periodo de tiempo, por fin lo recogió en un moño con una goma negra.

"Me muero por hacerte tantas preguntas, Xavier... Preguntas que espero que al fin hoy respondas, porque no sé cuánto tiempo podré seguir aguantando tus misterios."

Bajó las escaleras y esperó a que fuesen las 20:00, sabía que Xavier era muy puntual, no llegaría un minuto antes ni un minuto después.

"Pero a pesar de todas las lágrimas que he derramado, a pesar de todos tus desplantes, a pesar de sentir como cada vez mi corazón se rompía más y más... No me arrepiento de haberme enamorado de ti, porque con cualquier estúpido gesto que me pareciese amable, mi corazón se llenaba de alegría. Esa alegría sustituía en segundos las horas de dolor. Seré un idiota por pensar así, pero el amor nos hace idiotas."

~*~

Como Jordan supuso, Xavier lo llevó a un gran restaurante. Por fuera podría pasar por palacio, el edificio estaba ricamente decorado. Por dentro era todavía más espectacular. Del techo, que era altísimo, colgaban enormes lámparas, demasiado recargadas para el gusto de Jordan, que llenaban de luz la estancia. Los enormes ventanales que agujereaban las paredes blancas poseían cortinas de intenso color rojo a los lados, dejando ver el cielo estrellado y la gran luna llena que poblaban el cielo aquella noche. Sobre las baldosas de igual color que las paredes se levantaban mesas de diversas formas: algunas eran redondas, otras cuadradas, algunas largas y rectangulares. Todas poseían manteles y sobre estos platos y cubiertos, además de un florero con diversas especies de flores.