–Taetae por favor no sigas- El pequeño conejo de pelaje achocolatado con leves manchas blancas, detuvo a su hermano, no solo de la misma camada, sino semejante en facciones.
-Pero Jiminie, aunque comamos zanahorias todos los días, mi vista no tiene facultades increíbles, como los de una cámara o binoculares...¡eso eso! Debimos traer los binoculares ¿Por qué no me los recordaste Jimin?- Reprendió el mayor, rodeando sus ojos con las palmas en puños, asemejando la estructura de dicho aparato.
-Porque la última vez que te los preste, los dañaste- Refunfuño, ganándose una mirada sorprendida del contrario.
-Dije perdón y me gaste mi dinero en chocolates para darte otros ¿Cuándo has hecho tú eso? Tomas mis cosas sin permiso y las devuelves rotas a su lugar- Aunque aquella declaración fuera cierta, Jimin miro mal a su hermano, con los ojos entrecerrados y un marcado puchero.
-Las cosas de Taetae también son mis cosas- Lloriqueo sin vergüenza por su egoísta declaración.
-Eso no es justo- Ataco de inmediato el mayor.
-¿Por qué?- Sinceramente el menor no lo entendía.
-Debería ser entonces igual, tus cosas también deberían ser mías- Los grandes ojos del menor se abrieron desmesuradamente, negando de inmediato a esas palabras.
-No, son mis cosas también- Bien, ahora Taehyung pensaba seriamente en tener un cuarto aparte. Estaba a nada de darle un sermón y prohibirle tomar sus cosas, cuando una gran sombra se cernió sobre sus pequeñas cabezas.
-¿Qué tenemos por acá, intrusos?- Ambos conejitos se vieron frente a frente, con su mayor pesadilla, su depredador por naturaleza, un gran Alfa Zorro. El color bajo de sus infantiles y colorados rostros, comenzando a exudar miedo liquido en sintonía con los temblores de sus cuerpitos. El carnívoro se carcajeo malévolo, demasiado divertido con la reacción de los dos orejas largas.
Taehyung reunió el suficiente valor para emprender la huida, sin mirar atrás, presa del pánico abandono a su hermano menor. Jimin fue consiente de este hecho muy tarde, cuando quiso imitar a su gemelo, fue alzado por el pellejo de la nuca por el temible can, quien le sonrió en grande, mostrando la más grande y puntiaguda dentadura que el infante solo había presenciado en sus horribles pesadillas. Pero más allá de la filosa sonrisa, el pequeño vislumbro las encías rosadas, que en conjunto con las leves arrugas que rodeaban unos ojos amables y alargados. El miedo se esfumo, dando paso a la admiración.
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¡Que te seduce el zorro![1] /Yoonmin (Omegaverse)
FanfictionLos hermanos Jumper son muy conocidos por todos, por ser los tres conejitos más adorables que pudieras conocer en la pradera. Escandalosos al jugar, demasiado curiosos al saltar de aquí para allá, se meten en problemas con la misma facilidad que en...