¡Eso no sucederá!

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Namjoon vio el momento exacto donde el Conejito dejo de temblar, cuando sus pequeños ojos negros se abrieron en admiración, dejando de ser rendijas para convertirse en dos luceros que se iluminaban por una persona, específicamente por un Alfa que a criterio del Zorro, no era la persona correcta para ser el nuevo encaprichamiento de un cachorro.


-¿Estas intimidando a bolita de algodón, Nam?- La acusación estaba acompañada del apretón de aprehensión característico de su hermano mayor.


-No, solo quiero advertirle, estar cerca de nosotros no será su campo de juego, ya se lo prohibieron ¿verdad?- Amonestó levemente con su tono, pero firme con la mirada, provocando que Jimin se encogiera en su agarre.


-Bolita de algodón no parece un cachorro problemático, déjalo Namjoon, infundir miedo en los niños es una característica de las malas personas- El Conejo sonrió cuando fue depositado suavemente en el suelo, frenando el impulso de mostrarle su rosada lengüita al Zorro malo.


-No vengo a jugar, estoy aquí por negocios- Trato de sonar solemne ante la mirada divertida de ambos canes.


-Muy bien, no quiero hacerlo esperar entonces señorito. Acompáñeme a la sala para discutir con tranquilidad, sentados y con comida, su importante propuesta- Le siguió el juego al cachorro, quien elevó el mentón para asentir con seriedad, siguiendo al Zorro mayor que se adentraba de nuevo a la casa. Aunque se volteó levemente para encontrarse con la mirada malhumorada de su adversario. Al final tuvo que sacarle la lengua como acto simbólico entre los conejos sobre recalcar la victoria al perdedor, no como acto infantil.


Namjoon negó con un suspiro, era imposible mantener su enojo con un ser tan esponjoso y adorable. Antes de adentrarse otra vez a la casa, salió para comprobar el perímetro. Los roedores tenían un buen olfato, pero no estaba diseñado para rastrear sino para sondear un área, encontrando no la particularidad de un aroma, sino las reacciones a componentes específicos que activan su instinto. Por lo que una manera de alejarlos era orinando el territorio, así el tembloroso hermano mayor de la bolita intrusa, no se atrevería a buscarlo por ese terreno marcado por un depredador.


En los largos, altos y muy tenebrosos pasillos de aquella casa encantada, el pequeño orejas largas caminaba tembloroso, apestando a miedo con más intensidad a cada paso que lo llevaba más adentro de la estructura -¿Qué pasa bolita, acaso me tienes miedo?- Jimin salto en su lugar, negando efusivo, pues no quería ofender a su anfitrión.


-No, lo siento, no es por Yoongi, es por la casa, es terrorífica, todos los habitantes la evitan por las leyendas tenebrosas- El Alfa proceso con desconcierto la familiaridad con la que el cachorro ya lo estaba llamando, para luego caer en cuenta de sus demás palabras.


-Bueno pequeño, creo que el temor viene del desconocimiento, como tus hermanos, cuando vinieron por ti estaban muy aterrados, pero tú no, porque por una brevedad, te diste cuenta que no tenías que temer- El mayor se dio cuenta que estaba haciendo mal, ellos no dejaban de ser desconocidos y al mismo tiempo, por el brillo en aquellos ojos pequeños y negros, no quería decirle que seguían siendo peligrosos, no quería perder la confianza del orejas largas –Por eso puedes creerme, cuando te digo que no hay nada que temer, ya hemos estado dos días en esta casa y no tiene nada paranormal, solo muchos problemas estructurales.

¡Que te seduce el zorro![1] /Yoonmin (Omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora