¡Juguemos a las escondidas!

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Para Yoongi era inconcebible estar allí, no se refería exactamente al lugar, en medio del bosque que estaba al lado de una aldea de cambia-formas silvestres y pacíficos, porque aunque era el escenario más opuesto a cualquier previsión de su futuro...

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Para Yoongi era inconcebible estar allí, no se refería exactamente al lugar, en medio del bosque que estaba al lado de una aldea de cambia-formas silvestres y pacíficos, porque aunque era el escenario más opuesto a cualquier previsión de su futuro que hubiera visualizado, ya se había hecho a la idea. Ahora, jugar a las escondidas con dos cachorros era con lo que no se sentía cómodo, tal vez si tuviera su olfato y agilidad, no le supondría un reto, porque en ese momento, viendo como manchas marrones se movían entre el follaje, le parecía casi imposible atrapar alguno de esos conejos.


De pronto Jimin se le acerca campante, lo reconoce por sus manchas achocolatadas en toda su peludo lomito, mientras Tae las tiene distribuidas entre las orejas y los costados — ¿Qué paso bolita de algodón? ¿Te aburriste de verme como un tonto dando vueltas? — no está enojado o mejor dicho, trata de no estarlo, pero algo de la irritación que ha acumulados por estar dos horas corriendo de allí para allá, se ha filtrado en su voz.


El Conejo se agazapa, puede sentir que el mayor no se está divirtiendo con las escondidas, por lo que trata de remediarlo, dando pequeños saltos alrededor de Yoongi, dando vueltas como un tonto, para estar en la misma situación. El Alfa se ríe entre dientes, negando divertido porque eso fue suficiente para cambiar su humor. Jimin levanta las orejas al escucharlo, ahora sabe que podría animar al Zorro. La pequeña cabecita del cachorro da pequeños toques al tobillo de la forma humana, tratando de llamar su atención.


— ¿Qué pasa? ¿Quieres que te siga? — el Alfa supuso que su desempeño había sido tan malo, que los pequeños decidieron cambiar de juego.


El conejo asintió, bueno, algo así dedujo Yoongi, aquellas criaturas peludas no parecían muy comunicativas a su criterio, le costaba entender el lenguaje corporal de ellos. Cuando vio que Jimin levantaba el rabo para retomar su ritmo saltarín, se apresuró a seguirlo, no quería quedar rezagado de nuevo, sería muy vergonzoso para su orgullo. Según el follaje espeso, estaban aventurándose a una parte tupida en vegetación, que lo obligo por su altura a agacharse, además de retorcerse en busca de pasar entre los gruesos tallos y hojas que asemejaban una barrera impenetrable.


—Jimin, espera, mi prótesis no es todo terreno— no era su intención quejarse, pero habían momentos en los que de verdad se sentía limitado.


El Cachorro se detuvo, sintiéndose culpable al presenciar como aquella parte falsa se enredaba con unos helechos altos, hasta ahora podía presenciarla, tan sin vida, imposibilitando el recorrido del mayor hacía el escondite de Tae. Ahora el Conejo no sabía qué hacer para que Yoongi ganara el juego y se divirtiera, además que se presentaba otro problema, lo había atorado en medio de la nada.


—Estas cosas son más resistentes de lo que parecían a simple vista— el Alfa trataba de no maldecir o enojarse, un esfuerzo sobre-humano si se trataba de su humor de mecha corta. Se limitó a inspirar de forma pausada y profunda, exhalando tendido, lo cual no se sentía como una verdadera calada, pues su poco almacenamiento de aire por un único pulmón, no lo estaba ayudando. —Jimin, ¿puedes ayudarme pequeño? — dejando a un lado el orgullo, se permitió pedir ayuda, algo que no hacía desde hace mucho, mucho tiempo.

¡Que te seduce el zorro![1] /Yoonmin (Omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora