¡Que te seduce el zorro![1] /Yoonmin (Omegaverse)

¡Peligroso!

Yoongi suspiro cuando escucho los gruñidos de su animal de nuevo, susurrantes detrás de su cabeza, podía sentirlo dar vueltas en su interior, haciendo ruidos especiales que él podía entender pero sin la posibilidad de explicarlo con palabras humanas. Tres pomposas colas se desplegaron aún en su forma bípeda, trayéndole de nuevo verdadera luz a su piel, que resplandeció como si fuera nieve iluminada magníficamente con los rayos más suaves del gran astro. Sus ojos adquirieron la matización del pelaje característico de un Zorro, en definitiva, volvía a ser él.

Dio una gran calada de limpio aire, llenando sus dos pulmones, mientras se estiraba con sus extremidades completas. Realmente había sido agónico el tiempo que paso envenenado, una experiencia que por el momento no tendría que volver. Ahora que estaba fuera del radar de los Zorros mágicos y había recuperado su poder, no había nadie que lo controlara o pudiera hacerle frente en esa dimensión.

Eso no significaba que iba a provocar un alboroto, debía mantener un perfil bajo. Para mantenerse fuera de sospechas, había estudiado Alquimia, un oficio único de los Kitsune, no por la complejidad, porque todos los recursos naturales tenían propiedades mágicas. Solo que, mientras los cambia-formas comunes lo toman en pequeñas cantidades al utilizarlos, la sangre de un Zorro mágico es un activador que hace de un elemento, un veneno o medicina o hechizo completamente efectivo. Claro que como la jerarquía lo dicta, la fuerza y nivel de una poción u hechizo depende de la sangre del Kitsune.

Yoongi era fuerte, pero no tanto como para haber hecho todo lo que hizo solo, por supuesto que no. Contaba con un aliado varios niveles mayores al suyo, que le proveyó de las pociones necesarias para su misión. Aunque ni siquiera podía pensar en su aliado, visualizar su nombre u rostro le traería problemas.

—Señor Yoongi— una aguda voz infantil sobresalto al Zorro, quien incrédulo se dio la vuelta para ver al pequeño Jimin a su lado ¿Cómo era eso posible? Primero había recorrido un largo trayecto rodeando el pantano; segundo estaba bastante seguro de encontrarse en un lugar apartado, donde la vegetación lo cubría por completo para hacer el dichoso cambio.

—Hey pequeño, estas muy lejos del lugar seguro. Sabes que no debiste seguirme, es peligroso— el conejito arrugo su naricita, estaba en su forma humana que era apenas cubierta por una camisa que rozaba sus rodillas. El infante parecía contrariado, como si ni él mismo supiera porque estaba al lado del Zorro, en vez de jugando con sus amigos.

—No lo entiendo, estaba a punto de ganar la pata de la suerte. Entonces escuche un llamado, como una brisa súper helada, tan fría que me hizo temblar por completo. Trate de sacudírmela de encima, esponjar mi pelaje para entrar en calor, pero sentí que era su voz, era idéntica pero incomprensible. Estoy seguro que usted dijo mi nombre, solo que no lo entendí como una palabra ¿Le parece razonable o piensa que solo es una tonta excusa? Porque yo nunca entraría al pantano, los reptiles me dan mucho miedo, pero le temía más a no responderle— el adulto podía percibir, literalmente, la honestidad de Jimin, lo cual lo aterraba ¿Por qué su Zorro aullaría el nombre de la bolita de algodón?

—Está bien, te creo, solo necesito que vuelvas, no debes estar acá— Yoongi se preocuparía de esa revelación más tarde, por ahora estaba enfocado en la misión para los conejitos.

—No puedo señor Yoongi, me da mucho miedo volver solito— Jimin aún tenía sus orejas en lo alto de su cabeza, por lo que el adulto pudo percibir como estas temblaban ligeramente, a la par que los ojitos negros se apañaban de brillantes lagrimas contenidas.