Capítulo: 5

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Me desperté algo tarde, lo que menos quería es ir a la universidad y menos en estos momentos.
Aliste mis cosas lo más rápido que pude, lo que menos quería en estos momentos era que me vieran en este estado, salí rápidamente de su departamento y tomé un camión, solo observé el paisaje en el transcurso del camino.

No quería que me vieran débil, nunca me a gustado, prefiero reservarme ese estúpido momento para mi, mientras tanto pensaría en que hacer,y como volver a actuar normal.

Si pudiese devolver el tiempo nunca me hubiera parado en aquel lugar.
Llegué a mi casa, me salvé de que mi mamá no estuviera todavía, fui directamente a mi cuarto, al menos me ayudaría a pensar con la cabeza más fría en que es lo que aria ahora.

De tanto pensar y darle mil vueltas al asunto, me acosté en el sillón de mi recámara.
Era chaparrita así que no hubo mucho problema por ello. En eso tocan la puerta a lo cual no abro y me dispongo a seguir pensado.
En estos momentos necesitaba el abrazo  de mi mamá o un consejo o tan siquiera su regaño por lo menos.
Mi alcoholismo llegó a mucho.

Por lo visto tenía razón alguna Erik.

En eso tocan el timbre, me levanto del sillón de mala gana abro la puerta, era nada más y nada menos que Erik.

—Qué quiere? —dije de mala gana.

—iremos a un lugar prepara tus cosas, rápido—respondió con una sonrisa.

Bufé de mala gana y fui por mi mochila y a cambiarme la ropa por algo un poco más cómodo.

Opté por un pantalón de mezclilla y una blusa de tirantes con mis zapatos favoritos

 Con Los Ojos Abiertos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora