Con Los Ojos Abiertos

Capítulo: 8.

- ella a cambiado mucho José, no entiendes, te necesita yo también trabajo y al igual que tú el tiempo se me escapa de las manos- alcancé a escuchar a mi madre, al parecer hablaba con el sin vergüenza de mi padre.

Comencé a empacar mis cosas, tenía que emprender mi vuelo antes posible, lo que menos quería en estos momentos era verle la cara a mi padre.
Escondí mis cosas ya que primero tendría que ver el lugar donde me quedaría, eso lo vería después de mi sesión de fotos para la revista a la cual representaría.
Pasé a la cocina y me preparé un desayuno ahí estaba mi madre algo preocupada y a la vez pensatiba.

- que pasa, no me digas que nada mamá, te habló mi padre verdad- dije con enfado.

- si hija- respondió cabizbaja.

En eso tocan el timbre y mi mamá fue la que abrió la puerta en ese preciso momento entró mi padre como su nada.

- que bueno que estás aquí, prepara tus cosas te vas a ir a estados unidos con un psicólogo y te atenderán en un grupo de alcohólicos haber si así maduras Kasandra, cada día me traes más problemas- dijo molesto y a la vez gritando.

-que? Estás loco, de cuando acá te decepcionó y para el colmo te haces el preocupado, guarda tu preocupación para otro día, y si me mandas a alcohólicos anónimos tu te vas pero al psiquiatra - respondí con enfado

- es por tú bien Kasandra, no me hables así soy tu padre- respondió gritando.

Agache la mirada en ese momento, rayos que estoy haciendo, sus palabras al igual que su presencia comenzaban a ponerme al bordo del llanto, aún así sus palabras se encajaban como cuchillos.
Si no me retiraba en ese momento comenzaría a llorar y no quería que eso sucediera.

- perdón pero ya estoy cansada de que quieras tener la razón, ya soy mayor de edad y contigo no me voy, lo siento- finalice y corrí por mis cosas.
Salí de ahí lo antes posible, podía escuchar como mi madre discutía con mi papá, me giré y reflexione por primera vez en mi vida.

- está bien iré contigo, pero deja de juzgarme si no sabes ni que- dije con enfado.

Me retiré por mis cosas, no quería escuchar los regaños y discusiones de mi padre.
Le miré lo bueno a todo esto, aparte la ventaja.
Mi mayor sueño era viajar a estados unidos y no pensaba desaprovechar esta oportunidad que mi padre me estaba dando, no como yo quince pero al menos conocer ese país me recompensaría .

Me ayudó con mis maletas, recorrimos juntos el transcurso del camino con ese incomodo silencio, obviamente no iba hacer una charla con él, mucho menos le contaría lo que e hecho en su ausencia.
Llegamos al aeropuerto al igual todo en silencio, estaba tan nerviosa pero con el transcurso del tiempo todo fue pasando.

- estas nerviosa hija- dijo intentando charlar conmigo.

- que te valga, a mi me dices por mi nombre por favor- respondí con enfado al mismo tiempo que me giré para no verle la cara.

- no seas grosera Kasandra- respondió apretando la mandíbula con enfado.

- no soy grosera así habló, si quieres respeto tú ganalo por favor- finalicé para comenzar a leer un libro.

No lo niego, fue muy grosero de mi parte mi forma de contestar, cada palabra aún la recuerdo al igual que su daño psicológico que causo en mi, muchas veces necesitaba su calor, no está por demás decir que a su lado viví muchos recuerdo que quería volver a vivir con él.
El dejó a mi mamá por otra mujer la cual era una prostituta, mi padre quedó enamorado y segado por ella, tanto que se separó de mi madre y se llevó a mi hermana cuata Kendal, la llevó con él, de ahí nunca quiso saber más de mi.
En mis cumpleaños solo me llevaba regalos con mi abuela o me prometía estar conmigo pero siempre me dejaba con las ilusiones hasta quedar dormida en la sala por estar esperando su presencia que nunca llegaba, al día siguiente que le marcaba nunca contestaba hasta meses después.
Poco a poco me fui haciendo la idea de que no volvería a verlo, lloraba a mares con tan solo pedir un minuto con mi padre, mi madre siempre estuvo conmigo en esos momentos.
Mi madre comenzó a sustituir a mi padre, antes de irse a trabajar me llevaba a la escuela y al salir de su trabajo me compraba una nieve, celebraba conmigo mis buenas notas.

Sin querer rodó una lágrima por mi mejilla, rápidamente la limpie, pues no quería que me viera débil, para él soy la Kasandra fría en la que me convirtió, si pensaba que con todo esto iba a recompensar todo estaba equivocado, el daño psicológico no se olvida tan rápido.

Llegamos al aeropuerto de Estados Unidos, era tan hermoso que observe todo a mi alrededor, ahí estaban unas personas esperando a nosotros, nos acercamos.

- mira Kasandra el a es tu hermana Kendal, no habla español casi- dijo mirándome sonriendo.

- si ya la conozco no soy tan burra- hice una pausa y lo miré con despecho - yo la enseñaré gracias- finalicé para acercarme a mi hermana.

Cada palabra que decía hacía él era como recibir una puñalada por la espalda, pues como iba a odiar a la persona que lleva mi sangre, solo sentía un gran enfado y tal vez un resentimiento por lo que en el pasado dijo.

Me acerque a mi hermana y me abrazó fuertemente al mismo tiempo que comenzó a llorar, para mi mala suerte hablaba en inglés, pero sonreí al pensar que la la enseñaría mi idioma entre otras cosas nuevas al igual que aprendería de ella muchas cosas nuevas.
Nos fuimos a la casa de mi papá, al llegar quedé completamente impresionada por así decirlo.
Era una casa tan grande, en la entrada estaba una fuente hermosa, las paredes blancas con una gran escalera, los cuadros que estaban colgados en la sala dando un toque de elegancia, los muebles color chocolate y de una gran calidad.

-bienvenida señorita Kasandra- dijo una señora de edad avanzada.
Yo solo le sonreí en muestra de agradecimiento.

- ella es soledad la cocinera de aquí y la encargada de la casa, te guiará a tú cuarto al igual te arreglas iremos a lo pendiente- dijo mi padre cerio y en una postura fría que nunca mostraba.

- gracias, esta bien- finalice para cargar mis maletas y seguir a la señora Soledad.

De vista se miraba una persona tan dulce y tierna, de un gran corazón.
Me ayudó a acomodar mi ropa al igual que me peino para salir al lado de mi padre.