Capítulo: 16.

2 2 0
                                    

Me levanté sin ganas de salir, pero sin embargo tenía que hacerlo.
Me duche y arreglé para salir a trabajar, tomé mis cosas y baje a desayunar algo, moría de hambre.

- hola princesa como amaneció? - dijo calamardo con una gran sonrisa, tal parece que esperaba algo a cambio.

- amm me hablas a mi- respondí algo confundida según yo, comencé a desayunar sin mirarlo a la cara.

- tú eres mi reina y princesa, pero si te hablo a ti- dijo levantándose de la silla y caminando asía mi.

-ashh todo iba perfectamente, deberás que me pones de malas- hice una pausa para levantarme de la silla, tome mis cosas - hasta el hambre se me quito, mejor come con Kendal haber si ella te hace favores como yo- finalice muerta de celos y seguí mi camino.

Caminé a la parada de taxis ya que del coraje no quería tomar el carro de él, menos en este momento que quiere pedirme algo a cambio.
Llegué al lugar donde íbamos hacer un negocio a los Estados Unidos, al igual que me iba a pedir un favor muy grande tilapia.
Estaban los socios y las cabecillas más importantes del poder.

- estás lista para tu nueva misión- dijo el tilapia con una sonrisa.

- yo estoy más que lista- respondí con una carcajada.

-bueno vamos dama- finalizó y nos subimos a la camioneta.
Nos respaldaron algunos miembros de su equipo, contaban con cualquier tipo de armamento.
En ese momento me di cuenta de todo ese rollo del negocio, del igual manera no me importo ya estaba hundida en esto y tenía que darle.

- no te apures tú no serás como yo, tu solo administras la empresa y las negociaciones- respondió con una carcajada.

- está bien ya lo sabía gracias- respondí con enfado y no lo mire a los ojos.

En todo el camino no le dirige ni si quiera una mirada.
Me dejo con el nuevo socio y se marchó no sin antes dejarme las llaves de un carro que sería exclusivo para mi.

Firme los papeles y me fui al centro comercial para quitarme el estrés un rato.
En eso mire unas camisas que me encantaron para mi esposo, las compre y a parte compré algo de ropa para mi, me hice un cambio de look y compre algo de comida para preparar.
Se me ocurrió la maravillosa idea de llevar bien mi matrimonio y hacer las pases con mi marido.
Cogí el camino más rápido para regresar a casa.

- hola amor, te tengo una sorpresa ya que mañana será nuestro aniversario juntos- dije con alegría pensando en la sorpresa.

- mañana tan pronto, ve arreglarte vendré en la noche para salir juntos- respondió sin más que decir se marchó.

Al menos me daría tiempo para arreglar todo, en eso escucho el timbre de la puerta y abro yo misma, para mi sorpresa era nada más y nada menos que mi hermana.

- hola Kasandra como estás? - dijo con algo de tristeza en el rostro.

- bien, que es lo que quieres- respondí con enfado y cerrando la puerta..

-solo quería pasar a decirte que ocupes mi lugar en la empresa de mi padre, yo voy a trabajar para otra persona y me casare con ella- dijo con algo de tristeza, sus ojos se comenzaron a humedecer de lágrimas.

- que pasa Kendal- me acerqué a ella y cogí su hombro.

- no nada Kasandra- finalizó y se marchó.

Las dudas me consumían poco a poco, me destrozaba que Kendal estuviera llorando, tal vez termino con su novio, opté por esa opción y me fui a preparar la cena para mi marido.
Termine temprano y me alcanzó el tiempo para arreglarme, me puse un vestido entallado de color rojo, unos tacones negros, me solté el cabello y por último me maquille.
Ese vestido resaltaba perfectamente mis curvas, me encantó tanto, baje las escaleras para esperar a mi marido en la sala y recibirlo.
Los minutos pasaban, llamé a su celular y me mandaba a buzón directo, cada minuto que pasaba me desesperaba más, pasaron las horas pero nada de él.
Recogí la cena, en eso tocan el timbre de la puerta, pensaba que tal vez era él pero para mi sorpresa era el tilapia.

-que pasó? - respondí con algo de de tristeza

-vamos a cenar algo - respondió mirándome sorprendido.

- me encantaría pero la verdad estoy muy cansada- dije esquivando su mirada

- está bien no te preocupes- se marchó sin mirarme.

Tomé las llaves del carro con mi cartera y me fui directo a un canta bar para poder sacar mi coraje y dolor sin llorar.
Yo ya estaba cansada de llorar y demostrar que era fuerte como una piedra cuando en realidad no lo era.
Me subí al escenario y comencé a cantar a más no poder, sentí como si yo le hubiese fallado al calamardo.

Al termino de la canción una lágrima rodó por mi mejilla, no lo pude contener más, cada vez me dolía más su forma de actuar.
Me fui a casa con una botella en la mano y comencé a beber y a cantar.

- que carajos haces Kasandra- dijo Yena arrebatando la botella de mi mano.

- solo me estoy desahogando como lo hacen las machas alfas- respondí toda borracha y intentando arrebatar la botella de la mano de Yena.

- tú mamá vendrá mañana y si te mira así- dijo para después recoger el cochinero que estaba haciendo.

-que venga el presidente, no me importa ya- respondí y solté mi llanto.

- Kasandra no llores, no vale la pena rebajarte por ese gilipollas- respondió Yena, después me abrazo fuerte a lo cual yo también respondí su abrazo.

Me metió a la ducha para que se me pasara la borrachera y me ayudó a cambiarme.

- por qué no te quedaste en México- dije rompiendo aquel incomodo silencio.

- por qué así me lo pidió tú madre Kasandra y no te voy a dejar sola- finalizó para salir de la habitación.

Me quedé pensado y reflexione un poco, tomé el lado bueno y al parece ella tenía algo de razón.
Por un momento me llegó algo de tristeza ya que había fallado, se me caía la cara de vergüenza al pensar que con que cara le diría a mi madre que volví a las borracheras, al igual tomé en cuenta la burla y el reproche de mi padre.
De tanto pensar me quedé profundamente dormida.

 Con Los Ojos Abiertos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora