Capítulo: 20.

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Llegó el momento más esperado, lo tenía frente de mi, mis piernas no respondía, solo lo miraba con furia mientras recordaba aquellos ojos oscuros, oscuros como aquella noche, la noche en la que mi inocencia murió al lado de mi libertad y mis ganas de vivir.

Desperté estaba bañada de sudor, estaba tan asustada.

- que pasa Kasandra, estás bien- dijo Yena cogiendo mi mano y mirándome algo asustada.

- si estoy bien solo fue una pesadilla no te preocupes- respondí despeinado mi cabello. - me daré una ducha, para ir a trabajar- finalicé y me puse de pie.

Me estaba duchado cuando de repente miro un espejo frente a mi, miré mi cuerpo, sin querer miré aquella ralla de cicatriz en mi vientre, mi furia y mi coraje comenzó a correr por mis venas y dentro de ello comenzaron pequeñas diapositivas de lo que yo aún no recordaba, miré su rostro cosa que me costaba algo de recordar desde aquella noche.
- saquen esta basura de aquí- sonó aquella palabra dentro de mi.

- yo no soy ninguna basura, te odio, te odio- me dije a mi misma en el espejo, con mi puño rompí el espejo.

Mis nudillos comenzaban a sangrar a montones, cogí rápidamente mi ropa y me vestí.
Aún sangraba bastante, moje mi mano para calmar un poco la sangre.
Me pasé algo de alcohol que tenía Yena y la cubrí con una blusa que tenía a la mano.
Salí del baño, Yena solo me miró de reojo y no se dio cuenta de lo que pasaba, agradecí por un momento.
Desayune y cogí mis cosas para ir a la empresa a trabajar y recoger los papeles, pero principalmente pasé a la farmacia y compre una venda y gasas para cubrir un poco la herida.
Vendé mi mano y me fui directo a la empresa, mi padre me recibió y me entrego todos los papeles junto con su oficina.

- gracias, sacaré adelante la empresa, ahí junta avisa a todos por favor- dije y procedí mi camino.
Entré a la oficina de junta y revisé con detalle cada peso que se invirtió al igual que los expedientes de los empleados.
En ese momento los empleados comenzaban a llegar a la junta que había dicho, espere que estuvieran todos para comenzar, estaban ya todos completos, cerré mi carpeta y me puse de pie frente a todos.

- mi nombre es Kasandra Alcatraz, ustedes trabajaran para mi, tengo un proyecto en mano para elevar la empresa, más sin embargo invertiremos lo poco que tiene la empresa para poder tener una ganancia, persona que no quiera trabajar conmigo se lo agradezco mucho la puerta esta muy grande para que se retire, yo quiero gente trabajadora y emprendedora, se que de ustedes aprenderé mucho como ustedes de mi- hice una pausa - bueno bienvenidos a todos, los cambios son buenos, puntualidad la calificó por delante de todo, bueno de mi parte es todo, les enviare el nuevo proyecto en sus respectivos correos- finalicé y cogí mis papeles.

Seguí mi camino, en eso mi hermana Kendal me detuvo, se puso de frente ante mi.

- no te creas la gran cosa que sigues siendo una alcohólica fracasada - me fulminó con la mirada de pies a cabeza.

- una fracasada segura, una mujer que logra lo que quiere y con cerebro y no belleza querida hermana- respondí con enojo y la mire a los ojos.

- logras que te odie al quitarle la empresa a mi padre- me miró con enojo.

- yo no le quite nada, primero fijate y luego tiras la piedra, si me disculpas no quiero discutir contigo- procedí mi camino unos pasos.

- yo no trabajaré contigo- dijo en medio de gritos, me giré y me miraba con furia.

- adelante, no te estoy pidiendo que te quedes- dije con sarcasmo, esto resaltó más su furia lo podía sentir.

Seguí mi camino sin mirar atrás, para proseguir con mis negocios con tilapia y firmar con el socio que me elevaría la empresa, estaba totalmente en la ruina.

- Kasandra vine a pedirte que hablemos y aclaremos unas cosas- escuche una voz atrás de mi.

- así y de que haber, que pretexto me traes ahora- respondí enojada aún, me giré y lo mire a los ojos.

Él estaba tan bien vestido, su perfume, carajos, el perfume que me volvía completamente loca, traía un ramo de flores, mis favoritas, girasoles con flores rojas.
Por dios se me olvido totalmente lo que había ocurrido por unos momentos.
- esta bien, te escucharé por un momento- dije acercándome a él.

Me llevó a un restaurante de lujo, a los que anteriormente acostumbramos a ir en ocasiones especiales.

-este ramo es para ti son tus favoritas, al igual se que te gustan los detalles, te prometo que cambiaré con tal de salvar nuestro matrimonio, dame una segunda oportunidad te lo pido- me dijo cogiendo mi mano y mirándome a los ojos.

En eso su móvil sonó, él se puso algo cerio y frío por un momento y volvió a la normalidad cuando se dio cuenta que lo observaba.

- cuando mueres dejas de sentir dolor en todo tu estímulo físico y mental, por lo tanto no sufres tanto, a acepción de los que están a tu alrededor, lo mismo pasa cuando eres un idiota- respondí tirando sus flores y haciendo una pausa -no voy a cambiar de opinión, quiero el maldito divorcio y punto, si me disculpas tengo cosas que hacer que perder mi tiempo- finalice y salí corriendo de ese lugar, caminé lo más rápido que pude al llegar a mi coche él me acorralo y comenzó a besarme con pasión.
En ese momento mi respiración comenzó a agitarse y mis piernas comenzaban a temblar.

- are que cambies de opinión- dijo tocándome a lo cual yo solo me movía y cerraba mis ojos.

Sus besos comenzaban a ponerse mas violentos, yo solo temblaba, cuando él llegó a más de mi límite máximo reaccione y le puse una patada en su anatomía.

- mira a mi no me aras a tu modo, ya me canse cabron y si me sigues amenazando me conocerás, y estuvo bueno- finalice poniéndole otra patada callo de rodillas ante mi, se quejo, aproveche y me subí a mi coche, puse los seguros y lo puse en marcha.

Salí del lugar para llegar con tilapia, era un poco tarde de la hora que avisamos acordado, me quedaba poco tiempo y tenía que llegar con mi socio para elevar la empresa.
Llegué con tilapia, me miró algo preocupado.

- que pasó Kasandra- dijo tilapia acercándose a mi.

- nada solo un retraso, continuemos con el negocio- dije caminado unos pasos pero me detuvo.

- ya finalice el negocio no te apures, ve a descansar- dijo cogiendo mi brazo.

Me giré y quedamos de frente, él me miró a los ojos al igual que yo, nuestras respiraciones se escuchaban agitadas.
Sin pensarlo más labios rozaron, fue un beso lento pero apasionado, lleno de calma, me hizo perder la noción del tiempo.

-pendón no puedo- finalice y me marché del lugar para no tener que hablar más.

 Con Los Ojos Abiertos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora