Capítulo: 25.

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Me desperté, en eso tocan el timbre, abrí pero no era nadie, al mirar abajo mire un hermoso ramo de rosas con girasoles, los cogí, portaba dentro de ellas una tarjeta.
Puse las flores en agua y lleve la tarjeta a mi recámara, para leerla después.
Me duche y vestí para ir a trabajar, preparé el desayuno para Erik y para mi.

- ah que sueño tengo, mm que rico huele- dijo apareciendo, tal parece que a penas se había despertado.

- mueve tú afigurado trasero, no quiero que llegues tarde —hice una pausa — al rato iré a la empresa, iré al doctor finalice para servir el desayuno, comenzamos a desayunar.

Volví a mi habitación y leí la tarjeta que tenían las flores.

Me has cautivado estoy dispuesto a demostrar que no es mentira, quiero que seas tú la reina de mi cuento y es que contigo yo deseo hacerme viejo, quiero que siempre seas parte de mis sueños y de mi vida..
Que tengas lindo día princesa.
Te amo
Atte. Efraín.

Sonreí al terminar de leer su carta, la guarde en mi mesita de noche, cogí mis cosas para ir al doctor y a trabajar.
Puse en marcha mi coche, puse algo de música.
Llegué al doctor pero había mucha fila así que mejor retome mi camino, decidí mejor comprar un medicamento para el dolor de estómago, así que fui a la farmacia que estaba en el centro de la ciudad, compre mi medicina, sin pensarlo mire de reojo atrás de mi, estaba una cafetería.
Abrí los ojos sorprendida al mirar a mi hermana Kendal con calamardo.
No le di mucha importancia y mejor me retiré a la empresa para ayudar a Erik.

- valla hasta que te apareces por aquí- dijo mi padre con enojo.

- deja de reprochar que hago bien y que hago mal, tú no eres un perfecto- respondí con enojo y seguí mi camino.

- está es mi empresa Kasandra para que te quede claro- respondió detrás de mi.

- así - me detuve y me giré para mirarlo a los ojos - te recuerdo que yo compré la empresa, oh sabes que, mejor quedate la empresa por que ya me canse- finalice para seguir mi camino.

Entré a la oficina y comencé a llorar de impotencia y debilidad, lloré a mares como nunca lo había hecho, me dolían tanto las palabras de mi padre.
Cogí mis cosas y me fui en la hora que todos salían a comer, tomé todos mis papeles y me fui.
Puse en marcha mi coche y me fui al otro trabajo, al llegar solo baje mis cosas y me fui al entrenamiento con pitufo al menos él era el que me daba sus palabras de fuerza para que yo fuera más fría.

- ya estás lista para hablar con Rubí- dijo el gordo a mis espaldas.

- ahí voy- respondí de malacitano gana.

Fui con Rubí con algo de fastidio, en este momento lo que menos quería era pelear con ella, si lo hacía esta vez no me defendería como lo hacía.

- ahí no, ahí viene el mosco fastidioso- dijo en medio de risas.

- mira mejor cierra la boca quieres ya me tienes arta, te a cómodas o si no la puerta esta muy grande para que te vallas- respondí en tono más frío y serio que pude.

- yo no tengo la culpa de lo que te pase - dijo jugando con su cabello.

Me comenzó a dar otra vez el fuerte dolor en el estómago, sin pensarlo comenzó a sangrar de mi boca.

- estás bien, deja te ayudo- Rubí me cogió de los brazos y me llevo adentro de la bodega.

- estoy bien solo iré a mi casa- respondí poniéndome de pie.

Caminé lentamente, el dolor era mucho más fuerte de lo normal.
En eso llega tilapia nos miramos por unos segundos.

- estás bien Kasandra- dijo acercándose a mi.

- si estoy bien- respondí lo más normal que pude.

- quiero que veas algo que tengo para ti- dijo con una sonrisa, me llevó cargando a su carro.

En eso solo esperé unos minutos para que regresará ya que había ido a platicar con el pitufo de un negocio.
Volvió con una sonrisa al verme, nos marchamos de ahí, en todo el transcurso del camino estaba totalmente perdida en mis pensamientos.
Llegamos a un lugar muy lujoso ahí estaba un hombre de ojos azules esperando a tilapia, nos bajamos para poder ver con claridad el lugar.

- estás conmigo a pesar de lo que valla a suceder- dijo tilapia en un susurro.

- estoy contigo- respondí arqueando mi ceja.

Fui a la camioneta de tilapia por unos papeles, todo ocurrió tan rápido, comenzaron los disparos en un abrir y cerrar de ojos.

estás conmigo— volvió a mi mente aquella frase en mi.

Mi corazón latía tan rápido de lo normal, sentí como se me salia de las manos todos.
Sin pensarlo busqué en la camioneta de tilapia un arma para poderlo respaldar, tenía tanta suerte tomé las tres armas que tenia junto con un fusil.

- prepárese perros que con mi tilapia nadie se mete- me dije furiosa a mi misma para motivarme un poco.

Y así fue disparé a cada uno de aquellos hombres, mire como caían al suelo sin vida, mientras me respaldaba con objetos para protegerme y llegar hasta donde estaba él.
Por fortuna no había fallado ningún tiro, estaba tan nerviosa, mis manos temblaban completamente.

Llegué con tilapia, un hombre lo tenía por el cuello y otro le daba una paliza, disparé a los dos sin pensarlo, corrí rápidamente a abrazarlo.

- gracias- dijo levantando mi cuerpo que no paraba de temblar.

- vámonos de aquí rápido- respondí y me puse de pie rápidamente corrimos hacia la camioneta.
Conducía yo rápidamente hasta un centro comercial para comprar algo de ropa para los dos.

- vamos a eliminar pruebas de ello, así que iremos por mi carro, tu conduciría mi carro u yo tú camioneta, me seguirás con todo y tu ropa que te quitarás, solo haz caso a lo que te digo- dije mirándolo a los ojos.

- si entiendo, eres inteligente por eso me enamoré de ti Kasandra- respondió planteándome un beso en los labios.

Y si así fue nos cambiamos en la bodega, y eliminamos su carro con todo y ropa en un barranco lejos de la ciudad.

 Con Los Ojos Abiertos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora