Con Los Ojos Abiertos

Capítulo: 30.

No dormí en el transcurso de la noche.
Me encontraba sentada en aquel sillón de cuero, mi preferido para pensar y pasar el rato.
Me puse de pié, me di una ducha y vestí, cogí mi cartera y salí en mi coche por mis análisis.
Algo muy dentro de mi me decía que algo estaba mal, puse algo de música para perder la noción del tiempo.
Llegué por mis análisis aquel hospital.

- pasa tengo que hablar muy serio con usted señorita Kasandra- dijo el doctor en un tono preocupado.

- si claro que pasa- respondí algo pensativa, entrando a su consultorio.

- tienes que ser fuerte con lo que te diré, al igual aquí te damos orientación para que salgas de ello- dijo sacando un lápiz de en mueble.

- ya diga que pasa, que es lo que tengo- respondí nerviosa.
- tienes cáncer en el estómago Kasandra, si se detiene a tiempo podrás vivir normal, pero volverá a regresar de nuevo- respondió cabizbajo.

Cogí mis papeles y salí de su consultorio corriendo, las lágrimas salían poco a poco.

- por qué a mi? - me dije a mi misma entre sollozos.

Caminé hasta el estacionamiento con lágrimas corriendo por mis mejillas.
En eso unos brazos fuentes me cargan y de igual manera tapan mi nariz y boca, me hacen perder el conocimiento.

Al despertar estaba en un cuarto pequeño y oscuro, sentada en una silla de fierro,  y ataba de pies y manos.

- ayuda por favor- grité lo más fuerte que pude para que alguien me pudiera escuchar.

- ahí princesa, que débil te miras en este momento- dijo aquella voz varonil.

Prendió la luz para que lo pudiera ver con claridad, al ver de quién se trataba me puse tensa.

- Mario yo que te hice para que me hagas esto, dejame ir te lo suplico- dije en medio de lágrimas.

- cuando yo te suplique y te pedí que me aceptaras no lo hiciste, ahora es la mía Kasandra tu me perteneces- respondió con furia.

- hago todo lo que me pidas para que me dejes salir de aquí- conteste en medio de súplicas.

- ah Kasandrita, le dirás a tilapia que no lo amas, que no te busque etc.- dijo en medio de risas.

- está bien se lo diré- respondí con una sonrisa.

Cogió un celular y marcó el número de tilapia, en eso se salió del cuarto y a los minutos respondió, me puso el celular cerca y en altavoz.

Tilapia: Kasandra estás bien.
Kasandra: si, un loco me tiene secuestrada ayu..

En eso Mario cuelga el celular y furioso me coge del cabello.

- Kasandra no juegues conmigo preciosa soy muy malo- dijo clavando sus ojos azules en mis ojos.

Su mirada provocó un miedo profundo, lo miré con enfado, sus palabras y su mirada me hicieron recordar aquel día en el que abusaron de mi y rompieron mis sueños.

- eres asqueroso te odio- las palabras salieron de mi con un gran enojo.

- así nos vamos a llevar Kasandra- dijo con enfado y entre gritos.

Se marchó del cuarto, me dejó sola por un momento agradecí, así pensaría en como escapar de ahí, por más que me forzaba para poder quitarme aquellas ataduras fue imposible, lo intenté muchas veces, aún no perdía las esperanzas de salir de ese lugar.

En eso vuelve Mario con una mochila.

- comenzará tu pesadilla princesa- dijo sacando un espejo de su mochila.

- Mario no hagas eso por favor, deja que me valla prometo no hacer nada- respondí con gritos de desesperación.

- ya es tarde princesa, nos iremos mañana a otro país, sabes piensa las cosas- respondió pensativo.

- Qué cosas? - pregunté confundida a que se refería.

- sabes quién acabó con tus sueños por venganza a tu madre... Y mató a tú hermano del alma- respondió en medio de risas.

- fuiste tú, responde desgraciado- respondí gritando con un gran coraje.

- ahí princesa claro que fui yo, y ahora que te tengo no te pienso perder, si quieres llevar tu vida como antes solo obedece- finalizó y se marchó no sin antes poner un espejo frente a mi.

Comencé a llorar sin parar, con lo que me acababa de decir fueron las dagas que apuñalaron mi espalda, y ahí entendí todo.
Mire el espejo y comenzaba a recordar las palabras de mi padre, mi violación, la muerte de Erik y mi enfermedad.

- ahora que sigue, que coño sigue- dije con coraje y entre sollozos.

Comencé a quedarme dormida.