Atardecer escarlata

687 25 30
                                    

Descargo de responsabilidad: Este es un fanfic sin ánimo de lucro y que no intenta vulnerar los derechos de quien sea tenga la propiedad de la franquicia del Señor de los anillos u otra obra atribuida a Tolkien.


EL AZOTE DE DIOS

Capítulo 1: Atardecer escarlata


Menguaba el día en un paraje boscoso y se iba tiñendo cada vez más el firmamento con colores naranjas. El cielo despejado era perturbado por una columna de humo originada por un incendio forestal, incendio que trataba de ser sofocado por tres enanos, los cuales, empleaban un artilugio para bombear agua y así evitar que el incendio se propagase.

―¡Deprisa, Bromir, Brumir, sigan bombeando agua! ―gritaba un anciano enano que sostenía el extremo de una manguera y trataba de sofocar el incendio.

En un principio Brugor, el abuelo de los otros dos enanos, creía que apagaría el fuego, pero luego un fuerte viento avivó las llamas y ahora, luego de tres horas de intenso trabajo, el incendio no menguaba.

―Maldita sea, ¡¿dónde se habrá metido ese humano de Fernydo! ―maldecía Brugor por la incompetencia del humano.

Fernydo le proporcionaba la madera para que aseguraran los socavones de la mina, era un buen trato, de hecho, era un magnifico trato, el humano les vendía los troncos a precios regalados, lo único que le molestaba eran las preguntas del humano, decía que él era del sur de Gondor y quería saber todo lo relacionado con las montañas al norte de Rhun.

Al enano poco le importaba el bosque, pero con la desaparición de Fernydo, no podía dejar que los árboles se consumiesen por el fuego.

―¡Sigan bombeando, necesitamos la madera de estos árboles! ―gritaba Brugor a sus nietos.

―Si no fuera por ese humano impuntual, no tendríamos que hacer esto ―le decía Bromir a su hermano menor.

Bromir, era la viva imagen de su abuelo, salvo que su cabello y esponjosa barba no eran blancos, sino de color café claro.

―¿A dónde habrá ido? Esta vez íbamos a pagarle más ―señalaba sudoroso, Brumir, quien por su corta edad aún era imberbe―. La última vez, que estuvo con nosotros, no dejó de preguntar acerca de los caminos y rutas que tomaban los humanos del sur ¿crees que se habrá mudado al sur?

―No lo sé ¡Este trabajo es inútil!

―¡Silencio, hermano!, ¿oyes eso?

Bromir junto con su hermano dejaron de bombear agua y su abuelo empezó a gritarles, pero luego se calló al ver que su nieto le hacía señas para que se callase.

―¿Qué sucede, Bromir? ―preguntó el anciano algo preocupado.

―¿No oyen eso?, parecen gritos y ruidos como de árboles rompiéndose.

El ruido lejano pronto se incrementó y los enanos que estaban en medio del amplio claro del bosque tomaron sus hachas.

―Con un incendio detrás nuestro, no podemos huir ―dijo Brugor tragando saliva―, así que, sea lo que sea que salga del bosque, debemos enfrentarlo.

El ruido era cada vez más fuerte, cuando de pronto, vieron una multitud de orcos saliendo de la arboleda. Los pieles verdes gritaban en su asqueroso lenguaje y fueron hacia los enanos.

―¡Prepárense para pelear mis muchachos! ―gritaba Brugor y a continuación, él y sus dos nietos atacaron a la marea verde frente a ellos.

Era una locura, tres enanos enfrentándose a un numeroso grupo de feroces orcos, pero de alguna manera los enanos dieron cuenta de varios orcos, sin embargo, el enemigo era tan numeroso, que acabó por embestirlos y hacerlos caer al suelo.

El azote de Dios (completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora