La reverencia del monte del destino

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En este capítulo pongo tácticas de guerra de la infantería pesada China, que nada tiene que envidiar a la "formación tortuga" del imperio romano.


EL AZOTE DE DIOS

Capítulo 17: La reverencia del monte del destino


Las nubes encapotadas sobre Mordor no dejaban filtrar la luz de la luna y las estrellas, logrando que el suelo debajo de ellas se asemeje a un mar negro el cual tenía por únicas luces las antorchas dispersas por el piso, algunas de ellas aún sujetas por las manos amputadas de sus portadores orcos.

La llegada oportuna de Chaika rompió la fuerza de voluntad de los orcos y estos, presas del pánico corrieron hacia la torre de Cirith Ungol para buscar refugio, sin embargo, los pieles verdes estaban exhaustos y al entrar a la torre, también lo hicieron las chicas gato.

El sol empezaba a salir por el horizonte y la oscuridad de Mordor fue barrida para mostrar un horror que hubiese sido preferible seguir oculto al amparo de la oscuridad de la noche. Todo el interior de Cirith Ungol estaba lleno de cadáveres de orcos y trasgos que intentaron pedir misericordia, sus cuerpos yacían troceados y esparcidos por todas las graderías y corredores de la torre vigía.

Las chicas gatos iban afanosas de un lugar a otro buscando materiales para ayudar a fortificar el bloqueo del paso de las Montañas de Ceniza, la única salida al oeste de Mordor luego de la destrucción de la Puerta Negra.

―Debemos apurarnos ―decía Ryu para sí mismo―, hasta ahora hemos tenido mucha suerte de que los humanos de Minas Ithil no hayan venido atravesando el paso. Cómo me gustaría que Hikari estuviera aquí, a él se le dan bien estas cosas de las fortificaciones.

―No podemos hacer otra cosa que seguir fortificando el bloqueo ―dijo Chaika que había escuchado las palabras de Ryu―. Ya enviamos todos los bococho de regreso y espero que nuevos jinetes vengan a reforzarnos atravesando la ruta que tomé por el sur.

―Espero que lleguen pronto.

―Lo harán, a mí me costó más tiempo por haber atravesado la Ciénaga de los Muertos por primera vez, en cambio, los refuerzos irán por el camino que recorrí sin cometer los mismos errores que yo.

―Aun así, sigo preocupado, la kunoichi que vino en la noche nos informó que Urd sama dejó unos doscientos mil hombres al este de Mordor para construir una muralla que evite que seamos sorprendidos por un ataque, también nos informó que dejó a otros doscientos mil en los campos del mar de Nurnen para recuperar el terreno para la siembra, además, la kunoichi nos dijo que vendrán refuerzos de a poco por tu paso de la Ciénaga de los Muertos. Sé que aún con todas estas bajas, el ejército de Agog continúa siendo mucho menor en número, pero los orcos cuentan con la ventaja del terreno.

―Urd sama dijo que tenía un plan ―le contestó Chaika―, no sé cuál es, pero de seguro logrará aplastar a los orcos.

―Como siempre lo hace ―reconoció Ryu mientras endurecía el rostro al recordar las brutales batallas que enfrentó junto con su señora Urd dentro de las fronteras del Imperio Famnya, cuando incontables hordas de orcos dirigidas por docenas de balrogs asolaban las tierras imperiales.

―Casi podría sentir lastima por los orcos ―dijo Chaika con una mirada de pena.

―Sabes, aquí la palabra clave es Casi.

―¿Hiciste una broma,gGeneral Ryu? ―sonrió Chaika divertida, pero Ryu no le contestó y ya iba camino a revisar las labores que realizaban sus hombres.

El azote de Dios (completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora