EL AZOTE DE DIOS
Capítulo 14: Batalla dentro de los muros de Dol Guldur
En Mordor y ajenos a los orcos que no repararon en la presencia de las chicas gato, el general Ryu y unos centenares de soldados iban cabalgando veloces en sus bococho lo más pegados posible a las faldas de las montañas de ceniza.
El terreno era accidentado y le tomó más tiempo del esperado llegar a las ruinas de Barad Dur, la antigua torre oscura de Sauron. Aunque eso de ruinas era solo un decir, porque en el lugar donde debía hallarse vestigios de la gigantesca torre, solo había un enorme agujero y nada más indicaba que alguna estructura se había erigido sobre ese lugar.
«Esto es lo que pasa cuando una estructura se erige con magia», pensaba Ryu. «Cuando el convocador muere, toda la estructura desaparece para no dejar rastro alguno».
Ryu observó el cráter por unos momentos y siguió su marcha hacia el Isenmouthe con fuerzas renovadas.
«Debo apurarme o Chaika llegará primero y puede ser atacada por dos frentes», pensaba preocupado Ryu, sabiendo que, si algo le pasaba a Chaika, la mimada de Urd, esta le culparía. Ryu tragó saliva y reprimió un estremecimiento rezando para que todo marchase según el plan de su señora.
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Al suroeste de la ciénaga de los muertos, Chaika maldecía el terreno imposible que tenía que atravesar. Su montura y el de sus pocos centenares de hombres eran de gran ayuda en este terreno pantanoso, pero aun así su marcha era en extremo lenta o al menos lenta en comparación a la vertiginosa marcha a la que su ejército estaba acostumbrado.
«A este paso no llegaré a tiempo y Ryu será atacado por dos frentes», pensaba preocupada Chaika, y siguió con su marcha por la enorme ciénaga la cual estaba llena de fuegos fatuos los cuales insistían infructuosos en desviar a los jinetes.
―Menos mal que los fuegos fatuos no tienen efecto sobre nuestro grupo, Chaika sama ―decía Amane, quien montaba una montura blanca.
La naturaleza de las chicas gato les evitaba caer en la llamada mortal de los fuegos fatuos, ellas eran criaturas adoradoras tanto del sol como de la luna, el bien y el mal eran aspectos que podían ser disfrutadas por ellas de manera natural, eran el ying y el yang.
―Debemos pegarnos más a las montañas o los orcos podrían notar nuestra presencia, Chaika sama ―dijo Mamoru que montaba un ave amarilla, y Chaika junto con los demás hombres fueron más al oeste mientras que apuraban la carrera para encontrarse con Ryu.
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El enorme ejército de Agog aún no reparaba en la presencia de Urd que avanzaba a paso de tortuga por el sur de la ciénaga de los muertos, no obstante, todos los trasgos que estaban junto al mar de Nurnen vieron el avance enemigo y al ver los números absurdos de chicas gato al norte, decidieron salir de Mordor a toda prisa por el este.
Los trasgos conocían a la perfección el terreno y llegaron luego de un par de días a la frontera abierta de Mordor, sin embargo, vieron para su horror que unas murallas estaban siendo levantadas por todo el horizonte.
Los trasgos discutían que iban a hacer a continuación, cuando varios jinetes enemigos fueron tras ellos. La enorme masa de trasgos fue presa del pánico y decidió correr a las murallas para vender cara su vida y de alguna manera escapar antes de que todo el este de Mordor fuese bloqueado.
―¡Trasgos de Mordor! ―gritaba desde lo alto de una de las murallas, Sora, un chico demonio cuyo nombre recargaba ironía puesto que significaba Cielo―. ¡No nos interesa en lo más mínimo masacrarlos en este momento!, ¡cómo ven, tenemos cosas mucho más importantes que hacer que desperdiciarlas en devorarlos en este preciso instante!, ¡pasen de una maldita vez y vayan al este donde podrán escapar de la furia de Urd sama!
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El azote de Dios (completa)
ActionLa guerra es el altar de los sacrificios, un infierno donde las únicas flores que florecen son los deseos de matar a tu enemigo. Legolas, Aragorn, Gimli, lucharán de nuevo ante un enemigo venido del lejano este y que quiere arrasar la Tierra Media...