El asedio de Dol Guldur

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EL AZOTE DE DIOS

Capítulo 13: El asedio de Dol Guldur


Al sur del bosque de Mirkwood, el clima parecía dar una tregua y la incesante nevada dio lugar a un cielo despejado el cual mostraba al astro rey en todo su esplendor.

Aunque los fríos vientos aún seguían castigando todo el lugar, los tibios rayos solares daban regocijo a todo ser viviente y en el caso de los elfos, parecía que tanto sus cuerpos como sus mentes se vigorizasen de nuevas energías.

Gandalf se encontraba al lado de Elrond y Celeborn a las afueras de Mirkwood, donde tres ejércitos se concentraban para su ataque a la fortaleza de Amon Lanc.

―Rivendel, Lorien, y los elfos de Mirkwood del oeste están reunidos para recuperar Amon Lanc de las manos de Urd y sus despiadados y crueles tártaros ―decía Celeborn quien cabalgaba un majestuoso caballo blanco con crines del color de la plata más pura, el rey elfo vestía una exquisita y pulidísima armadura de placas elfo.

―Aun así, somos menos que cuando arrebatamos la fortaleza a Sauron, cuando este se hacía llamar el nigromante de Dol Guldur ―les recordaba Elrond, que, a diferencia de su suegro, vestía una armadura negra y no tan ornamentada debido al luto que guardaba por sus hijos. El caballo negro de Elrond se encabritaba como si sintiera la furia interna de su amo.

―En ese tiempo Sauron tenía diez mil orcos, trasgos y trolls en la fortaleza, mientras que nosotros y los difuntos reyes elfos del norte teníamos como cinco mil guerreros incluyendo a Galadriel ―enumeraba Gandalf cuyo semblante se veía envejecido―. Ahora entre todos reunimos apenas mil, sin contar la caballería de Rohan y Gondor que vino para este encuentro.

―Una fuerza maligna ocupa el Amon Lanc ―decía Elrond―, de nuevo las murallas de la fortaleza resguardan a una fuerza invasora de al menos diez mil hombres... Es como si la historia se repitiese, pero esta vez para burlarse de nuestra desgracia.

―Lamento que mi esposa, Galadriel, no esté con nosotros para combatir ―se disculpaba Celeborn―, ella fue una gran ayuda cuando expulsamos a Sauron de estas tierras, pero con su magia agotada debido a la destrucción del anillo único...

―No te lamentes, Celeborn ―le tranquilizaba Elrond quien mantenía un rostro severo―. Arwen, quien también combatió en este lugar no puede luchar en este momento, la imagen de sus hermanos aplastados, aún se niega dejar de atormentarla.

―Vengaremos la muerte de Elladan y Elrohir, sacando a los enemigos de una vez y para siempre del Amon Lanc ―dijo Legolas que junto a Gimli vino a la batalla.

―Yo vengaré las lágrimas de la reina Galadriel ―prometió Gimli, y Celeborn le miró fijo.

Gimli se puso nervioso ante la profunda mirada de Celeborn, pero luego se tranquilizó al ver como el rey elfo le sonreía y le daba una reverencia con la cabeza.

Flenegal se acercó al grupo y les indicó que la caballería de Rohan ya estaba en su posición.

Flaivias, el hermano menor de Flenegal, también se acercó indicando que los jinetes de Gondor también estaban en la posición indicada.

Gandalf, Celeborn y Elrond intercambiaron miradas, y a la orden de Elrond, se adentraron en Mirkwood en dirección a Amon Lanc.

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Al Sureste de Mirkwood, el ejército de Urd había ingresado en Mordor. Era increíble cómo tan vasto ejército cercano a un millón de efectivos había atravesado tan grandes distancias, desde las planicies de Dorwinion hasta el extremo oriental de las montañas de ceniza en tan solo seis días.

El azote de Dios (completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora