Guerra mundial

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EL AZOTE DE DIOS

Capítulo 20: Guerra mundial


El invierno era duro y la nieve caía incesante sobre el suelo, haciendo que las gentes que vivían en la Tierra Media trabajasen laboriosos para sobrevivir la helada estación, mientras que reyes, príncipes y demás líderes se esforzaban en las preparaciones necesarias para enfrentarse al ejército de Urd.

Aragorn quedó muy sorprendido cuando recibió el reporte de Faramir apenas arribó a Minas Tirith.

―Entonces los famnyas quieren enviarnos a estas "reservaciones indígenas", y si nos negamos, Urd querrá realizar la labor que Sauron no completó―dijo molesto, Aragorn.

―Así es, mi rey―le contestó Faramir―, al menos eso es lo que me dijo esa general de nombre Chaika.

―¿Crees que esa mujer hablaba en serio?―le preguntó Arwen.

―Con respecto a que exterminarían a todo hombre, mujer y niño... Sí lo creo, Chaika hablaba de ello con mucha naturalidad, como si las chicas gato estuviesen acostumbradas a matar a esa escala.

Arwen miró preocupada a su esposo.

―Veo que cualquier negociación que pudiésemos tener con Urd, queda descartada después de esto―decía Aragorn―, ahora lo importante es llamar al Príncipe Imrahil y comunicarle la decisión de nombrarle Dictador y comandante general de la Gran Alianza.

―Y a todo esto, ¿dónde está Gandalf?―preguntó Arwen.

―Gandalf me dijo que quería visitar el repositorio de viejos pergaminos del reino―le respondió Aragorn―, algo acerca de investigar el origen de nuestro nuevo enemigo.

En efecto, Gandalf se encerró en el viejo repositorio y a medida que pasaban las semanas reunió pieza a pieza información valiosa tanto en minas Tirith como en la biblioteca personal de Elrond y el finado Rey Celeborn.

―Tengo que ir a los lejanos reinos enanos del norte, tal vez allí se encuentre la pieza faltante de todo este rompecabezas. Sólo espero que Radagast cumpla con lo que le pedí.

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Radagst el pardo, se encontraba inspeccionando la torre mágica de Saruman, el traidor. Tarea que cumplía no de muy buen agrado que digamos.

―Ese Gandalf, pedirme ir a la torre de Saruman, cuando bien sabe que a mí no me gusta alejarme de mis amados bosques y mis amadas criaturas, pero el trabajo es el trabajo y tengo que hallar todo ese menjunje en el cual estaba Saruman inmerso hasta las barbas. No sé si Gandalf tiene razón, pero espero que con esto los humanos tengan una valiosa ayuda..., yo ya cumplí mi parte con las altas señoras de las montañas.

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En los restantes reinos enanos del oeste, así como también en los reinos elfos de Rivendel y Lorien, las forjas estaban activas todo el día para suplir la demanda de armas y armaduras que llevarían los hombres de la Gran Alianza en su guerra contra Urd, su trabajo era constante transcurridas las semanas luego de que Galdorin y Kilibin enseñaran las primeras muestras a Aragorn y Éomer.

―Los elfos poseemos bastantes armaduras ya que los nuestros dejaban todo su equipo en la Tierra Media cuando se dirigían a las costas blancas―le decía Legolas a Galdorin, mientras observaba la labor constante de los elfos, bajo el amparo de enormes árboles florecientes debido a que se encontraban a comienzos de la primavera.

―Así es, lástima que ahora tengamos más espadas y armaduras que elfos que las lleven―le contestaba Galdorin de manera flemática mientras recorría con la vista todo el trabajo que los elfos realizaban en ese momento―. Tenemos tantas armaduras que, con un poco de trabajo, podríamos donarlas a los otros reinos humanos del oeste, incluso a los reinos enanos.

El azote de Dios (completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora