Concilio en Minas Tirith

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EL AZOTE DE DIOS

Capítulo 5: Concilio en minas Tirith


La población de minas Tirith estaba intranquila, por todas partes había murmuraciones respecto al rompimiento del tratado de paz entre Gondor y Harad por parte de los lejanos habitantes del sur. La preocupación iba en ascenso debido a que, pese a que les dijeron que todo estaba bajo control, seguía viniendo gente del territorio de Gondor del sur y ellos atestiguaban que las cosas en realidad no marchaban bien.

Hace dos días, venido de las tierras de Rohan, el Rey Éomer y varios de sus caballeros vinieron a la ciudad a entrevistarse con el Rey Aragorn. Los rumores incesantes de la ciudad indicaban en un principio que los hombres de Rohan fueron llamados para ayudar a Gondor a combatir a los hombres de Harad, sin embargo, la venida de una caravana del norte, trajo noticias con respecto a una invasión de los territorios de Rohan por parte de los hombres de Rhun.

―Entonces de nuevo estamos en guerra ―decían varios hombres en susurros, no por que estuviese prohibido hablar de estas cosas, sino que la amenaza de enfrentar una nueva guerra llenaba de miedo los corazones.

La última caravana del norte trajo noticias de que orcos negros también habían penetrado por la frontera este de Rohan.

Estas conversaciones en susurros iban y venían por toda la fortaleza y los habitantes no hacían más que elevar la mirada y rezar para que los altos señores del palacio real encuentren la solución para espantar las nubes de guerra que se asomaban por el horizonte.

―No veo una solución fácil para esta oleada de invasiones ―decía Éomer, rey de Rohan―, me dices, Aragorn, que tu frontera sur está siendo invadida por hombres de Khand y Harad, por lo que no puedes venir a ayudarme.

―Así es, parece que todo Harad y Khand están atravesando la frontera sur, no hay manera de contenerlos ―admitió Aragorn.

―Y puesto que toda la frontera este de Rohan afronta la invasión de los hombres de Rhun y los orcos negros, tampoco puedo ayudarte ―seguía hablando Eomer con tono entre enojado y preocupado―. Además, por si fuera poco, nuevos invasores que solo puedo decir que provienen de las lejanas estepas más allá de Rhun, también cruzan mis fronteras con intención de librar la guerra.

Los dos reyes guardaron silencio y Aragorn observó a todos los presentes reunidos. Miembros de todas las razas de la Tierra Media habían ido a Minas Tirith para buscar consejo ante la reciente ola de invasiones acaecidas. Era la primera vez que se llevaba un concilio de esta naturaleza desde aquel celebrado en Rivendel por Elrond, cuando trataron de ver lo que harían con el anillo único de Sauron.

Además de los humanos, se encontraban Flenegal y su hermano menor, Flaivias, ambos elfos que, junto a una comitiva de los de su raza, venían en representación de los elfos de Lorien, Mirkwood y Rivendel.

―El bosque Mirkwood está siendo invadido por hombres de Rhun, orcos y estos nuevos hombres del distante este ―decía Flenegal―. Desde Tranduil, que limita con la montaña solitaria al norte, hasta la antigua fortaleza de Amon Lanc o Dul Guldur como era llamada antes por el enemigo.

―Lorien también está bajo ataque de las fuerzas de las cuales habló mi hermano ―continuaba Flaivias―, y tengo entendido que los invasores también han querido atravesar el bosque de Fangorn para poder ir a Eriador, por fortuna, los ents impidieron que el enemigo pasara por Isengard y atravesase los fiordos del Isen, de lo contrario, los invasores hubieran llegado al mar.

―Hablando de la Montaña Solitaria ―intervino de pronto Danin, un enano enviado como emisario de Erebor―, estos mismos enemigos también han atacado a mi gente y hemos tenido que defendernos solos, bien nos hubiera servido la ayuda de los elfos, pero estos se hallaban ocupados defendiendo a los jinetes de Rohan.

El azote de Dios (completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora