La entrada

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EL AZOTE DE DIOS

Capítulo 36: La entrada


Decenas y decenas de miles de jinetes Famnya se agrupaban bajo las órdenes de su señora produciendo un ruido ensordecedor que podía escucharse kilómetros a la redonda. A diferencia de la tercera empalizada, la segunda empalizada contaba con una única entrada principal, la cual estaba en uno de los puntos cóncavos del fuerte, de hecho, esta entrada formaba un angosto corredor que en ese momento era resguardado por trescientos hombres de infantería al mando de Brac, el dúnedain del norte que había sido mandado a llamar por Aragorn para esta batalla.

En todo el frente de la empalizada, los arqueros y ballesteros humanos en los almenares daban soporte a Brac y su infantería, también estaban en los almenares que recorrían ambas paredes del estrecho corredor para el caso en que la infantería tuviese que retroceder al interior de la fortaleza.

―¡Suban las tolderas! ―se escuchaba como la voz de Beletor, el mensajero de Gondor, instruía a todo pulmón a los hombres encargados de las tolderas móviles.

Las tolderas eran gruesas capas de tela dura y revestida que estaban tensas sobre unos maderos puestos en cruz y sujetas a un mástil el cual era levantado por dos hombres. Cada toldera cubría a un grupo reducido de arqueros en los almenares cada vez que los jinetes Famnya, esta vez dirigiéndose en cantidades multitudinarias, disparaban ingentes cantidades de flechas que por más increíble que parezca, ennegrecían el firmamento.

Las telas de las tolderas habían sido humedecidas para no ser presas de las flechas incendiarias, lo que garantizaba la seguridad de los arqueros humanos.

―Nuestros arqueros están resguardados ―decía Braco, otro dúnedain del norte y pariente cercano de Brac, líder de los trescientos defensores de la entrada principal―. Lo malo, es que ya no pueden disparar a lo alto y así gozar de un mayor rango de disparo.

―De nuevo los arcos del enemigo tienen la ventaja ―le respondía Brac―. Menos mal que el enemigo todavía cae bajo los nuevos arcos largos y las ballestas pesadas.

―¡Carga de arqueros a caballo! ―comunicaba un arquero en los almenares.

―¡Bajen los falsos puentes levadizos! ―ordenó Brac y a continuación se bajaron las defensas que protegían a la infantería.

Los falsos puentes levadizos, eran defensas ubicadas a lo alto y que emulaban ser puentes levadizos comunes y corrientes que se extendían por todo el corredor y bajaban cada vez que la infantería de Brac estaba a punto de ser cubierta por los disparos del enemigo, luego se levantaban cuando cesaba la descarga de flechas.

Las chicas gato estaban frustradas ante las defensas que diseñó Imrahil, pero no tuvieron mucho tiempo para maldecir a los humanos puesto que apenas se levantaron los falsos puentes levadizos, las caballerías ligeras de Gondor y Rohan, lideradas por Hallatan y Deorlas, salieron de la fortaleza y dispersaron al enemigo, para luego a continuación retornar a toda prisa.

―¡Deprisa, que Brac cubra la entrada! ―gritaba Hallatan, el valiente capitán de Gondor que combatió en Dol Guldur, bajo las ordenes de Elrond y el finado Rey Celeborn.

―¿Seguro que estas bien, Hallatan? ―le preguntó Deorlas, capitán de Rohan y que junto a Hallatan vencieron a las fuerzas Famnya en Dol Guldur.

―Sí, las armaduras góticas impidieron que las flechas penetrasen más profundo ―le tranquilizaba su hermano en armas, quien tenía una penosa imagen, como la de un erizo, debido a los disparos enemigos.

―Aun así, debes ir a las casas de curación. La siguiente carga de caballería ligera estará a cargo esta vez por los caballeros de Edhellond, y la siguiente por los caballeros de Dol Amroth.

El azote de Dios (completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora