Atrincheramiento en Mordor

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EL AZOTE DE DIOS

Capítulo 19: Atrincheramiento en Mordor


El puente de Minas Ithil, era una obra colosal de los tiempos antiguos de Isildur, debía de serlo para salvar el enorme abismo en el cual se hallaba un rio que serpenteaba por su sima. Dicho puente se encontraba desierto salvo una pequeña comitiva que iba avanzando por este hacia la inexpugnable fortaleza.

Chaika y Bergil iban montados sobre un ave rosa, mientras que Amane, Amaru y otros seis jinetes les acompañaban. Estos últimos no montaban las clásicas yeguas pequeñas y regordetas, sino que montaban altos y delgados caballos negros pura sangre, animales no aptos para la carrera de resistencia, sino para la intercepción.

Junto a la comitiva y desplazándose a pie, iban unas seis figuras envueltas en telas apretadas, eran shinobis y kunoichis quienes estaban impresionados por la audacia y agresividad de su general que había decidido ir a Minas Ithil.

―Chaika sama ―decía ceñuda Amane―, usted es demasiado temeraria e impulsiva, por favor, deje al niño humano en este lugar y regresemos a Cirith Ungol mientras podamos.

―Tranquilízate, además, los humanos ya vienen hacia nosotros para darnos la bienvenida.

Varios caballeros de Minas Ithil al mando de Faramir, se dirigían a interceptar a las chicas gato a mitad del extenso puente.

―Diles que vinimos en paz ―le dijo Chaika a Bergil y este se bajó de la montura y levantando los brazos les gritó a los caballeros para que dejasen de avanzar a velocidad de batalla.

Faramir estaba impresionado de ver al niño y ordenó detener la marcha, sin embargo, quien estaba más sorprendido era Beregond, el padre del niño.

―¡¿Qué haces aquí?! ―exclamó Beregond, quien no daba crédito a sus ojos, al ver a su hijo en compañía de guerreros pertenecientes a una raza extraña y desconocida.

―¡Papá, mi señor y Príncipe Faramir!, ¡fui al bloqueo para ver por qué los orcos no nos dejaban pasar y descubrí que los tártaros controlaban el paso!

―¿Tártaros? ―murmuró Mamoru a Amane.

―Ese debe ser el nombre por el que los occidentales nos conocen ―le contestó Amane en un susurró, luego la chica gato se adelantó a la comitiva y con voz potente y en el idioma de los humanos anunció la presencia de su general.

―¡Hombres de Minas Ithil!, ¡están ante la presencia de la general Chaika, mano derecha de Lady Urd, quien comanda el cuarto ejército del Imperio de Famnya! ―anunció Amane mientras que con una reverencia daba a conocer la presencia de su comandante.

Faramir y sus hombres se sorprendieron al saber que delante de ellos se hallaba nada más ni nada menos que el famoso enemigo que había derrotado a las huestes de orcos, esteparios y balrogs que habían luchado en el distante este a las órdenes de Melkior, el verdadero señor oscuro y antiguo amo de Sauron, el señor de los anillos.

Faramir envainó su espada y se quitó el casco, luego, extendió el brazo para mostrar la palma del guantelete para así enseñar que no portaba ningún arma.

―Soy el Príncipe Faramir, hijo de Denethor, último senescal de Gondor ―se presentó Faramir.

Chaika, pese a los gestos de preocupación de Amane y Mamoru, se acercó al humano.

―Buenos días ―saludaba Chaika, mientras revelaba su hermoso rostro cubierto antes por el abanico, al mismo tiempo que daba una reverencia―. Tenía muchas ganas de conocer a los hombres que derrotaron a Sauron, el servidor de Melkior, el señor oscuro. Bergil, ya puedes ir donde tu padre como te lo prometí.

El azote de Dios (completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora