Gracias

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EL AZOTE DE DIOS

Capítulo 28: Gracias


El Ethir Anduin o como era conocido, el delta del Anduin, era una tierra bendecida debido a las constantes subidas y bajadas de las mareas, las cuales nutrían la tierra y que mejor muestra de eso que la alta vegetación tupida, la cual podría ocultar entre su follaje al hombre más alto con toda facilidad.

Debido al microclima que gozaba el enorme delta, las nevadas constantes que castigaban la Tierra Media no se presentaban en el delta, lo cual si bien podría representar un alivio para las poquísimas gentes que vivían en esas tierras, era un inconveniente odioso para el ejército de chicas gato de los jóvenes generales Mizuki y Sora, que veían la marcha de su enorme ejército retrasada.

―Nos está tomando más tiempo del que debería ―se quejaba Sora, ante la lentitud del avance de sus tropas.

―Tenemos que darnos prisa ―insistía impaciente Mizuki―, una vez dejemos el delta, nuestra marcha será veloz como el viento de las estepas. Cruzando este maldito terreno, todos los seis ríos hasta el Pinnath Gelin, están congelados.

―El rio Serni, y el Gilrain serán fáciles de atravesar ―decía Sora―, luego tomaremos el camino de los humanos y atravesaremos los congelados ríos Ringlo, Kiril Cirl, y Morthond.

―Luego debemos tomar el rio Calenhir ―continuaba Mizuki con una sonrisa de lado―. Ese rio nos servirá como una enorme carretera congelada directo hasta las Verdes Colinas de Gondor, así recuperaremos el tiempo perdido.

Los dos jóvenes y ya amigos generales se sonrieron con confianza, cuando en eso, un jinete explorador les comunicó que una flota de naves negras y tripuladas por lo que parecían ser corsarios de la bahía de Umbar se dirigían hacia la locación.

―¡En este terreno estamos en desventaja! ―exclamó preocupada Mizuki―, nos cazarán a gusto desde las altas cubiertas de sus naves, ¡no hay tiempo para construir ningún barco tortuga!

―Entonces debemos destruir a nuestro enemigo de otra manera ―concluyó Sora, y junto con Mizuki, se dispusieron a pensar un plan apresurado pero eficaz.

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Los corsarios negros al acercarse al delta del Anduin, vieron como las chicas gato habían construido de manera improvisada varias canoas endebles y que, desde ellas, les disparaban varias flechas que no acertaban en su blanco.

―¿Esta es la mortal carga de arqueros enemigos? ―se burlaba el capitán de la flota corsaria―, avancen, destruiremos sus ridículas embarcaciones y les diezmaremos con nuestros arqueros. ¡Aunque sean solo gatos, igual obtendremos un buen precio al venderlas como esclavas sexuales!

Ante la mortal lluvia de flechas corsarias, las chicas gato huyeron espantadas hacia el norte del delta. Las naves corsarias les persiguieron y los capitanes ya se relamían ante las ganancias que obtendrían en el bazar de esclavos y el placer que obtendrían de su "mercancía" antes de eso.

Cuando las naves estaban dispersas por los varios brazos del delta, estas se detuvieron de inmediato al son del sonido fuerte de la madera de los cascos de las naves rompiéndose. Los corsarios habían caído en la trampa.

Varios tripulantes fueron a revisar el daño y comprobaron que el casco de las naves había sido atravesado por postes de madera cuyo extremo acababa en una punta afilada y la cual estaba remachada en metal para darle mayor dureza.

Los corsarios, presos por la avaricia y la lujuria, no se fijaron que el delta del Anduin estaba en marea baja. Las chicas gato simularon una andanada de flechas ineficaces y una huida temerosa para hacer caer a los corsarios en la trampa. Las supuestas enclenques canoas, en vez de retirarse por uno solo de los brazos del delta, se habían dispersado por varios canales y al hacerlo habían obligado a las naves de los corsarios a hacer lo mismo.

El azote de Dios (completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora