Tras los pasos de Sauron

85 8 2
                                    

EL AZOTE DE DIOS

Capítulo 10: Tras los pasos de Sauron


Luego de varios días en que nevadas constantes castigaron la ciudad-fortaleza de minas Tirith, al fin el clima otorgaba una tregua a Gondor y un cielo nublado sin ánimo de descargar más tormentas de nieve embovedaba todo el firmamento.

En el salón del trono, Aragorn y sus leales amigos comentaban los últimos acontecimientos al calor de las chimeneas que alejaban el frío invierno imperante en el exterior.

―Las ceremonias fúnebres por los reyes Garron y Haglin, fueron majestuosas en las montañas blancas ―decía Gimli―. Todos los enanos del oeste al final decidieron dejar de lado esa ridícula idea de conformar la alianza del oeste y ahora planean unirse a la alianza del sur.

―¿Alianza del Sur? ―dijo Aragorn.

―Es como llamaban a nuestra alianza con Rohan y los orcos de Agog ―respondió Gimli y luego tomó un trago de cerveza―. Ahora se sumarán a nuestras fuerzas en lo que ellos llaman "La gran alianza"

―No importa el nombre que le pongan, mientras contemos con su ayuda ―dijo Aragorn―. ¿Qué hay de ti, Legolas?

―La llegada de los cuerpos de Elladan y Elrohir, conmovió a todos los elfos. Ellos también se sumarán a la alianza.

―Lamento no haber podido acompañar a Arwen a Lorien ―se lamentaba Aragorn―. ¿Cómo la viste, Legolas?

―Sigue consternada por la muerte de sus hermanos y se quedará un tiempo en Lorien, en compañía de sus abuelos.

―¿Y Elrond?

―Tu suegro regresó a Rivendel. Pese al dolor que debe estar pasando mantiene una apariencia fuerte. Nosotros los elfos estamos agradecidos de tener a tan alto señor como nuestro comandante.

―Por fortuna los problemas con Harad y Khan ya se solucionaron ―informaba Aragorn―, el Príncipe Imrahil, está en el sur y trata de que nuestros antiguos enemigos se unan a nuestra causa.

―El Príncipe Imrahil es un comandante muy competente ―decía Gandalf―, seguro que tendrá éxito en su misión.

―¿Y la situación en el norte? ―quiso saber Aragorn.

―Los trolls parecen ser fieles a su palabra ―reportaba el mago―, el problema es que varios jefes troll aún quieren descender por las montañas nubladas hasta Moria.

―¡Esto es inaudito, esos trolls no tienen ningún derecho sobre Moria! ―gritó Gimli.

―Todas las montañas nubladas desde el norte con las montañas de Angmar, hasta el sur con Moria, están infestadas de orcos y en su mayor medida trasgos ―decía Aragorn―, supongo que los trolls del este ven todo ese lugar como el sitio natural al cual pueden extenderse.

―Al menos no tienen pretensiones de ir más al Sur ―dijo Gandalf.

―Menos mal, porque el bosque de Lorien y el bosque de Fangorn, están justo al sur de Moria ―señaló Legolas―. No creo que Celeborn y los ents se muestren contentos con los trolls.

―En este momento hay otras preocupaciones delante de nosotros más urgentes que las pretensiones expansionistas de un grupo de trolls comerciantes venidos del este ―sentenció Aragorn.

―Aun así, deberías prestar más interés a este problema ―aconsejó Gandalf―. Recuerda que Funbol no se quedará tranquilo con este asunto y no nos conviene que instigue a los demás reinos enanos para que combatan en la lejana Angmar en vez de en el este.

El azote de Dios (completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora