Opacado

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No iba a dejar que SeungMin me quitara MI puesto, claro que no. El chico nuevo para nada obtendría tanta atención como yo la tengo en esta clase, para eso soy el más apuesto. Cueste lo que cueste, le detendré para que no lo sea.

La clase de literatura esta vez me pareció molesta, estaba sin ganas de levantar el brazo y responder como siempre lo hacia. ¿La causa?

Kim SeungMin.

Ese niño recién transferido por razones que nadie sabe y no quiero saber, a la mínima que el profesor Kim preguntaba, él ya tenía la mano abierta en el aire para hablar de inmediato. Era un listillo. Me ponía de los nervios cuando decía la respuesta correcta y yo también la quería decir felizmente. Pero no. Ahora me encontraban echando humo por las orejas de la ira acumulada.

Molesto observé la espalda del nuevo y solté un gruñido bajo apretando el lapiz que terminó roto de la fuerza empleada. Ya le odio.

Acabó. Por fin el maestro se fue y vino otro de la siguiente clase; matemáticas, una asignatura que me salía redonda. Sacaba sobresalientes y notables en ella siendo siempre el mayor puntaje de todos. Sólo esperaba no ser aniquilado otra vez por quien ya sabéis.

En el descanso de entre clase y clase, varias chicas fueron directas al pupitre de delante mío; ignorandome como si ya no fuera parte del salón. ¿De verdad ese tipo me reemplazaría? Intenté controlarme para no golpear nada de mi alrededor respirando profundamente, entonces, llegó un tenue olor dulce a mis fosas nasales que me relajó al instante.

¿De adónde viene esa fragancia? Es delicada con un olor bastante peculiar. Más tarde tendría tiempo de buscarla.

Gracias a eso, estuve en calma hasta que la hora del receso se hizo presente.

- Ahhh, SeungMin es tan lindo e inteligente... Los rumores son ciertos. Es el chico más hermoso que he visto en toda mi vida. - oí hablar a una chica que estaba "enamorada" de mí.

- Pienso lo mismo. Supera a todos los chicos de la escuela en ser apuesto, eso es lo que creo ya que no hay muchos así de lindos. - soltó un suspiro de amor y yo bufé cansado clavando el tenedor hasta el fondo de la comida.

Vamos, ya me ha dejado atrás y me ha adelantado. ¿Quién se cree el mocoso para hacerme esto?

Como estaba en la cafetería con varios amigos que ni prestaba atención, me levanté de un golpe sin atender a la reacción de los demás, tiré la comida sobrante con recelo en la basura y me fui de la gran sala con muchos pares de ojos fijados en mí; necesitaba el aire libre o aquel olor dulce de una persona misteriosa.

Mis manos estaban guardadas en los bolsillos delanteros del pantalón por el frío, mi mirada iba directamente al frente, mis pasos decididos se dirigían hacia la azotea de la escuela. Una vez en lo alto, no me importó ir casi al borde del edificio y gritar a los cuatro vientos, desahogandome. Si alguien me hubiera escuchado, no me era importante.

- ¿¡Por qué!? ¿¡Por qué a mí!? - revolví mis cabellos frustrado y con ganas de gritar más mis preocupaciones, pero me dejaría la voz y como que quedar afónico no era exactamente la idea.

Han JiSung, me las pagarías mañana por no venir hoy y estar con tu casi noviecito.

Estaba empezando a odiar con toda mi alma esta vida que me otorgó Dios.









Siento que sea corto, el próximo será más largo. Gracias por votar ♡

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