Mala suerte

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Aunque tanto tiempo haya pasado de aquello, todavía lo siento irreal; como un sueño que nunca se hizo realidad, pero no. Era un error que aún cometía; pensar que la soltería no se había ido de mi lado. ¿Quién iría a decir que me conseguiría un novio?

Exactamente transcurrieron dos semanas de mi confesión y de ser novio de SeungMin. El tiempo pasa muy rápido... Más de lo quiero, la verdad. Ambos estamos bastantes felices con nuestra relación ya que hay mucho amor por parte de los dos, aparte está nuestro lado burlón de vez en cuando para hacernos reír cuando estamos algo tristes. Vamos, en resúmen; somos uña y carne.

Tenía decidido hablar con mis padres sobre lo mío con Minnie y de mi orientación sexual uno de estos días. Pronto reuniría a mi familia junto a mi novio para así presentarles y conversar lo otro importante.

Mi vida no tendría sentido si cierta persona no hubiera aparecido para opacarme en clase... Oh, ese tema se merece una explicación. Lo haré directo y claro; al principio él era el centro de atención, pero después volví a mi puesto inicial en la escuela y ahora somos los dos los más populares. Ya están empezando a circular rumores de nosotros en los que cuentan que somos homosexuales y estamos saliendo... Como dije, qué imaginen lo que quieran.

Las pupilas de mis ojos contemplaban a los estudiantes del pasillo principal moverse para la puerta e irse a casa. El timbre final sonó hace apenas dos minutos y casi todos estaban concurridos queriendo salir de aquí. Yo iba tranquilo sin acompañante cuando la voz que más adoraba, traspasó mis oídos como una suave brisa.

De inmediato dibujé una sonrisa que sólo Minnie podía hacer en mí y me paré esperándole a mi lado.

- Eres malo, ¡te fuiste antes sin preguntarme ni nada! Deberías de haberme esperado. - volví con mis pasos y avancé mientras el menor me acompañaba.

- Tú lo has dicho, debería. - solté una risa divertido y en un movimiento rápido tomé su mano, entrelaze los dedos.

Sabía que cada vez que lo hacia en público, se ponía como un lindo tomatito y no hablaba apenas por la timidez que le causaba. El camino entonces fue tranquilo con un ambiente acogedor hasta que llegó el momento que odiábamos; separarnos porque varias calles se cruzaban y teníamos que caminar por diferentes direcciones.

Abrí la boca ligeramente queriendo hablar, pero antes de intercambiar palabras con mi novio, le observé girando la cabeza para el lado izquierdo y pensé en invitarle a casa... ¿Estaría bien ahora o a la tarde? Seguro que preferiría más luego, era precipitado tan de pronto; tendría que hacer cosas.

- Hora de separarnos, amorcito. - puse una carita triste mientras hacia soltar lágrimas falsas y me las limpiaba.

- Deja de sobreactuar, no es como si fuera el fin del mundo entero. - él deshizo el agarre de nuestras manos entrelazadas.

- Sobre las cinco... ¿Quisieras venir a mi casa? - le miré con ojos brillosos deseando que su respuesta sea un "Sí".- Venga, por favooooor.

- Sí. - no lo dudó demasiado y asintió frenético como un niño pequeño cuando quería ir a un lugar que le hacia ilusión.

- Bien, te mando por mensaje al llegar a casa mi dirección. - formé una gran sonrisa de oreja a oreja mostrando mis dientes; miré por todos lados y no personas a los alrededores.- Adiós, mi hermoso niño bonito que amo muchísimo. - guiñe un ojo atrevido, le robé un beso y me escapé corriendo por la calle correspondiente mientras reía.

Desde que tengo memoria, cuando me imaginaba en una relación, siempre me decía que en cierta parte de esta, me gustaría dejar a mi pareja congelada en el sitio trás hacer acciones muy tiernas que dejaran a esa persona agitada con millones de sentimientos a flor de piel; ya lo había cumplido.

Un deseo que tenía de pequeño, lo había hecho realidad y no me arrepentía nada. Quisiera haber estado para ver su linda reacción, pero todo no se podía.

Sonriente y feliz en casita, subí las escaleras dando pequeños saltitos hasta que me di cuenta que fue la peor idea de mi existencia... Porque en el último escalón, no levanté lo suficiente el pie y pues... Tropecé y caí de espaldas, jé. Para mi suerte, encima rodé también; así terminé en el suelo de la planta baja adolorido. Eso me pasaba por hacer el tonto. Sí daba gracias a dios que papá y mamá no estuvieran para oír tal estruendo.

- Maldición... - intenté reincorporarme ayudándome de la barandilla, lo logré.

Visualice mi cuerpo entero buscando heridas, pero sólo encontré raspones y algunos con poca sangre por ser superficiales. También moví cada articulación; menos el brazo derecho para juntarlo con el antebrazo, lo demás bien sin mucho dolor.

Después de volver a subir estando atento a la altura de mis pies y de los escalones, dejé el material escolar en el cuarto. Al bajar para comer, igual miraba por si acaso precavido.

Suspiré por tanta mala suerte, ojalá tener un trébol de cuatro hojas. En ese instante Kkami vino corriendo a mis piernas saltando como loca.

- ¡Mi pequeña! - me olvidé que ella se encontraba en casa por unos largos minutos, mi perrita era una gran razón de mi felicidad.

La acaricié y me dirigí a la cocina mientras me seguía, metí la comida fría preparada por mamá en el microondas. A la vez que se calentaba, como prometí a Minnie, le escribí en mensaje el nombre y número de la casa.

Deseaba que mi familia esta tarde no estuviera, quería estar tranquilo con mi amado SeungMinnie.











Hola cositas beias~~ ❤ os traigo otra parte de la historia para que la disfrutéis, aunque no me haya gustado mucho como la escribí...

Voy a ver si hago más partes, me iré de vacaciones pronto y quiero tener varias para irlas publicando.

Bueno, muchísimas gracias a los nuevos por los votos~ ❤

Dulce Aroma. →HyunMin← Donde viven las historias. Descúbrelo ahora