Calidez

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A causa de la gran tormenta, en poco tiempo el aula se convirtió en un lugar tenebroso por la gran cantidad de frío y oscuridad que venía de afuera.

Empecé a tiritar sintiendo el frío recorrer por completo mi cuerpo de arriba abajo y me abracé intentando notar aunque sea algo de calor, pero no era suficiente.

Por curiosidad y para ver si se encontraba bien, moví la cabeza en su dirección llevándome una sorpresa.

SeungMin estaba abrazando sus piernas con su rostro escondido entre estas, juraría escuchar leves sollozos y por eso me levanté rápido a su lado sin importarme nada más que él.

- SeungMin, ¿estás bien? ¿Qué te pasa? - cuestione en tono preocupado tomando sus hombros delante suya agachado.

Unos relámpagos se presentaron más cerca haciendo iluminar la clase y al parecer asustar al menor ante su estruendoso ruído. ¿Era eso?

Entonces le tenía pánico a las tormentas por así decirlo, específicamente a los truenos y relámpagos de esta... Le abracé.

- Ey, para de llorar y alza tu cabeza, quiero ver tus hermosos ojos, ¿sí? - ¿pero qué estoy diciendo? Yo... No soy así. - SeungMin, ya, cálmate yo estoy aquí, te protegeré. - creo que más tarde me arrepentiré de esto.

Él, temblando e hipando, levantó su rostro escondido entre sus piernas con algunas lágrimas traicioneras resbalando por sus regordetas mejillas hasta llegar a su mandíbula para luego caer al piso.

Esa imagen me rompió el corazón, no le quería ver así; tan débil y roto.

Con mi dedo pulgar quité esas lágrimas secas y algunas bien. Después mi mano se mantuvo en su mejilla derecha a la vez que le miraba a los ojos; los suyos brillaban como las estrellas más destacadas del cielo nocturno.

- ¿Mejor? - intenté regalarle una de mis mejores sonrisas reconfortantes, asintió muy lento. - Eso me alegra... - las palabras salieron por si solas con un suspiro al terminar.

- ¿P-por qué...? - preguntó confundido, frunci un poco el ceño. - T-tú... ¿Simplemente por qué? - no entendía nada.

- Dilo de otra manera, así no te puedo entender lo que me quieres decir. - de su parte noté mucho nerviosismo en segundos además de tragar saliva.

- Me tratas de diferentes formas depende de las situaciones en las que nos encontremos... Engañas a mi corazón de un modo tan loco que ni sé de tus verdaderos sentimientos hacia mí. Díme, HyunJin, ¿me ves cómo un amigo? - su voz era seria y algo firme.

Me pilló realmente por sorpresa lo que contó. ¿Era un tipo de confesión...? En esos instantes no tenía ni idea de las miles sensaciones que él contrario me causaba, haciéndome delirar por completo.

Los latidos de mi corazón comenzaron a ser frenéticos bombardeando más sangre através de mi cuerpo. Mi mirada fija en SeungMin se desvió para al suelo, sintiendo como una descarga eléctrica recorrer mi columna vertebral. Después volví a subirla en cuestión de un minuto.

- SeungMin... Yo... Todavía sí... Pero si aguardas unos días, te contaré la verdad. Dáme un pequeño tiempo, por favor. - dije casi suplicando.

Mis sentimientos estaban revueltos en un mar de dudas dentro de mi pecho, tenía que desenredarlos y aclararlos cuidadosamente, para eso necesitaba un mínimo de dos días.

- B-bueno... Está bien. - acabó aceptando esperar hasta yo tener todo en su sitio en mi mente y corazón; ambos tenían que estar de acuerdo.

Al estar en lo nuestro, no nos dimos cuenta de lo que sucedía a nuestro alrededor y exterior del edificio. De nuevo, otro ruído fuerte de los relámpagos se escuchó y el menor se escondió miedoso.

- Tranquilo, nada te hará daño, estamos resguardados bien. - en eso tenía razón, pero aún el frío no se iba de clase.

Observé mi reloj de muñequera, y este marcaba las once menos diez. El sueño dentro de poco nos inundaría queriendo dormir, pero no había nada para entrar en calor.

- SeungMinnie, ¿tienes sueño? - hizo un sonido con la boca en señal de un "sí". - Entonces no hay otra opción. - suspiré derrotado, le hice tumbarse en el suelo cara a cara conmigo y ahí le abracé por la cintura.- Duérmete, te mantendré en calor si puede ser. - acerqué su cuerpo al mío quedando sin distancia y sentí sus brazos rodearme; había cedido a corresponder.

- Gracias... - oí su suave susurro mientras se acomodaba, poniendo su cabeza oculta en mi hombro.

Apareció una tierna sonrisa en mis labios ante esa palabra de gratitud. La sensación era increíblemente buena, una de las que jamás quería olvidar.

Cinco minutos largos transcurrieron y los párpados se me bajaron solos del cansancio acumulado. Decidí de una vez por todas irme a los brazos de Morfeo deseando encontrarme en mi sueño con Minnie.

Dulce Aroma. →HyunMin← Donde viven las historias. Descúbrelo ahora