He estado comparando mi vida con un tentetieso, esos muñecos que al darles un golpe, siempre vuelven a su posición inicial. Mi vida era igual. Primero recibí un golpe cuando me enteré acerca de los Atrapasueños y de lo que querían hacer conmigo. Luego me levanté, con fe en mi misma. Recibí otro golpe, al saber que no solo me podían atacar a mi para hacerme daño. Y por último, me he levantado con el poder de una libreta que me hará escapar de ellos. Al menos, eso me dijo la anciana.
Me levanté despacio de la barra y entrecerré los ojos. Nathan no apartó la mirada de mi, impaciente de lo que diría y preparado en cualquier momento por si echaba a correr. Pero no lo iba a hacer, quería saber que estaba pasando.
-¿Perteneces a los Atrapasueños? – Espeté sin rodeos.
Rió por lo bajo.
-¿Crees que pertenezco a esa banda de miserables?
-Todas las pruebas que tengo me dicen que sí. – Como no respondió, continué. – Sabes quién soy y no de vista porque sabes mi nombre, sabes quienes son ellos y lo que planean hacer conmigo. Sabes que son la libreta y el líquido. Y bueno, lo más evidente, tienes el anillo.
Volvió a lanzar una carcajada.
-¿Qué te hace tanta gracia? – Pregunté irritada.
-Lo ingenua que eres. No soy uno de ellos, soy un guardián. Te conozco porque estás la primera en su lista negra. El anillo no me pertenece a mi, si no a uno de los embajadores de los Atrapasueños. Se lo he robado y ahora está echando chispas por ello. Necesito que me lo devuelvas.
Fruncí el ceño.
-No. ¿Como sé que no me estás mintiendo?
-¿Para qué te querría mentir? ¿Para matarte? Si quisiera eso ya estarías sin vida.
-¿Y qué me dices de esto? – Saqué la libreta de mi mochila y se la mostré.
-Esa libreta contiene mapas de los lugares dónde se esconden. Hagamos un trato, te acompañaré a una de las sedes en la que están y tú a cambio me devolverás el anillo.
Me crucé de brazos.
-¿Y qué gano yendo hacia una de las sedes?
-Información.
No me vendría mal tener información sobre mi enemigo. Pero seguía sin fiarme de Nathan.
-De acuerdo, pero te devolveré el anillo cuando consiga la información que busco. No me fio de ti.
Lanzó un suspiro.
-De acuerdo.
-¿Cuándo iremos?
-Mañana por la noche.
El último rayo de sol se escondió en el oeste y tuve que usar la lámpara de noche para iluminar la libreta. Revisé el edificio en el que íbamos a entrar mañana. Tenía ocho plantas y todas de ellas con la misma estructura. Los mapas estaban hechos a mano y la última página estaba en blanco, pero rugosa. Pasé la mina de un lápiz varias veces por la página hasta que apareció un símbolo. Un Atrapasueños. Di un grito ahogado. La libreta le pertenecía a ellos y yo la había robado. El sonido de mi móvil captó mi atención.-¿Qué pasa Amy?
-¿Estás aburrida en casa sin nada que hacer? Dime que sí por favor, dímelo.
-Bueno, realmente estoy... – Me interrumpió.
-¡Dímelo!
-¡De acuerdo! ¡Lo estoy! ¡Estoy muy aburrida en casa!