Nunca olvides de leer la nota del final, podría haber información que necesitases saber.
Al día siguiente me desperté con un terrible dolor de cabeza, no por el alcohol si no por la música. No sabía cómo no me había quedado sorda, pobres de mis oídos, los había llevado a una muerte segura y se salvaron por los pelos. Yo no era de ir a fiestas, y si no era, no tenía por qué ir a una de ellas más.
El día transcurrió tranquilo, fui al instituto y el profesor Murray nos indicó que debíamos entregar un trabajo sobre la energía el próximo jueves. Para mi estudiar física era como estudiar japonés, no me enteraba de nada. Al menos tenía una mejor amiga que le encantaba esa asignatura. Le di una mirada a Amy significativa, por lo que ella asintió y yo sonreí. Tenía una posibilidad de aprobarla. Por ello, esa misma tarde estábamos en la biblioteca, con el ordenador portátil en nuestras caras y folios esparcidos por la mesa. Amy comenzó a explicarme qué era la energía.
-La energía es una magnitud de difícil definición, pero de gran utilidad. Podríamos decir que más que ''energía'', en general, deberíamos hablar de distintos tipos de energías, cada una de ellas definida convenientemente. La energía en general, es la capacidad que tiene la materia de producir trabajo en forma de movimiento, luz, calor...
Yo asentí a todas las palabras que salían de su boca, aunque no prestase atención. ¿Para qué quiero saber que es la energía? Si más adulta no sé que significa una palabra la busco en el diccionario, no puedo quedarme con las definiciones de todas las palabras en mi cerebro o volverá mi dolor de cabeza, el que milagrosamente había desaparecido a lo largo de la mañana. Amy siguió hablando a lo que asentí y por su parte recibí un golpe en el hombro.
Me había pillado.
-¡Noah!, ¿me estás prestando atención? –preguntó molesta.
-¿Yo? Sí, claro, toda la que puedo, es decir, sí –respondí nerviosa. Si se entera que no le echaba cuenta sus ojos arderán en llamas y se convertirá en el mismísimo demonio.
-Bien, cuéntame qué es la energía entonces.
-¿La energía? –reí nerviosa. No tenía ni idea, pero intenté recordar lo que me dijo–. La energía es... –empecé a decir con torpeza–. La energía es una magnitud y en general es la capacidad que posee una materia de producir trabajo en forma de luz, calor y... –no sabía cuál era la última palabra. Amy entrecerró los ojos hacia mí y me concentré de nuevo en lo que me había dicho–. Movimiento. Luz, calor y movimiento –repetí ahora más confiada.
Amy sonrió ampliamente, al parecer, me había enterado. Me siguió explicando mecánicas, definiciones y expresiones en matemáticas. Cuando me preguntó yo respondí a todo bien, esta vez había prestado mucha atención a lo que me decía. Me mandó a buscar un libro sobre los tipos de energía que se encontraba en la última estantería. Yo no puse ninguna queja al respecto, ya que me encontraba demasiado feliz como para protestar por ir a buscar un libro. ¡Sabía física! Rebusqué entre los cientos de nombres de libros que se encontraban allí hasta que encontré el que buscaba: ''Energía - Clasificaciones''. Por alguna razón al intentar alcanzar el libro–que estaba a un estante de mi cabeza–, tiré tres libros. Uno de ellos cayó sobre alguien y el individuo soltó un «auch». Me giré a la dirección de donde provenía el quejido. Había un chico rubio agachado recogiendo los tres libros del suelo.
-Perdona, no quise pegarte con un libro en la cabeza. Se cayó al... –me callé en cuanto vi quién se escondía tras ese cabello rubio. Nathan–. ¿Qué haces aquí? ¿ahora me acosas?
Me fulminó con la mirada.
-Por supuesto que no. Esto es una biblioteca pública, puedo venir aquí si quiero. Te recuerdo, que además de guardián soy humano.
