Capítulo 15.

773 68 63
                                    

Una melodía electrónica remplazaba al silencio. Los árboles se desvanecían rápido de mi campo de visión a causa de la velocidad del vehículo. La señal de tanta naturaleza junta indicaba que ya estábamos en las afueras de Marway. Eso significaba, que dejaría de correr el riesgo de que mi cabeza explotase por exceso de acumulación de calor en mis mejillas y orejas. 

Revisé mi teléfono móvil. No tenía ninguna llamada perdida o mensaje de mi madre, y era extraño, ya que casi por no decir nunca salgo a fiestas así. Se me nublaron los pensamientos al imaginar a mi madre de nuevo tumbada en el suelo, mientras su sangre se esparcía por numerosas direcciones. Fruncí el ceño. Aún no había averiguado quién pudo haber hecho tal cosa y me enfurecía. No podía creer que me había olvidado por completo de esto, quizás es porque más problemas se han ido acumulando en mi cabeza. Miré de reojo a Axel, el cual estaba concentrado en la carretera y por unos segundos en mi. Había descartado la idea de que él hubiese podido atacar a mi madre. No tenía ningún sentido; Axel me protege, ¿por qué querría hacerme daño golpeando a mi madre? Solo había cuatro personas sin contarme a mí que sabía donde vivía: Amy, Axel, mi propia madre y Nathan. Amy no tiene aspecto de asesina, Axel me protegía, mi madre no se atacaría sola y Nathan... no tenía ninguna excusa. ¿Podría haber él atacado a mi madre? Ella dijo que eran dos personas, ¿Nathan trabaja solo? ¡esto es demasiado complicado!

-¿En qué piensas? –preguntó Axel.

-En Nathan.

-No puedo creer que estando conmigo pienses en ese. –gruñó–. ¿Acaso te gusta?

-¿Qué? ¡No! Claro que no. Estaba pensando cuando atacaron a mi madre.

-¿Han atacado a tu madre? –preguntó sorprendido. Estaba claro que él no había sido–. ¿Cómo no me lo has dicho antes?

-Creí que lo sabías, es decir, eres mi guardián. 

-Soy tu guardián, pero no tengo acceso a tu vida real. Solo sé que pasa en tu cabeza. Ahora, cuéntame lo sucedido.

Como él me había ordenado, le conté todo: la carta, cuando encontré a mi madre, la tarjeta, sobre el Cazador Oscuro, lo que mi madre me había contado acerca de sus pesadillas y mis sospechas. Él se quedó un rato en silencio mientras conducía hasta que aparcó delante de mi casa. Después de unos segundos, habló.

-¿Estás diciendo que Nathan Lester entró en tu casa sin tu consentimiento? Nunca dejará de caerme mal.

-¡Axel! ¿Puedes concentrarte un segundo en todo esto? –suspiré–. Y ahora que lo mencionas... ¿por qué le diste una paliza? 

Giró todo su cuerpo hacia mí y dejó su mirada posada en la mía. A regañadientes aceptó contármelo, mientras yo hacía un baile de la alegría en mi cabeza. Los misterios que rondaban por mi cabeza iban a ir desapareciendo.

-Todo empezó hace varios años, cuando alguien nuevo ocupó el lugar del jefe de los Atrapasueños. Nathan en esa época no era conocido, pero como quería fama se le ocurrió un plan: un intercambio. No sé ni cómo lo consiguió, pero le cedieron un anillo con la información de sus movimientos a cambio de información nuestra, de los guardianes. Estaba engañando a ambos equipos, a nosotros nos aportaba información de ellos sin saber que desvelaba nuestros ataques y lo mismo hacía con el otro bando. Su fama aumentó a lo largo del tiempo, tal como él quería, hasta que me enteré de su engaño y le di una paliza. Me daba igual que fuese de nuestro equipo, ya no. Nos había traicionado y lo debía de pagar. Actualmente se ha dejado correr el tema, ya que por lo visto no aporta más información nuestra a los Atrapasueños. 

Así que en esto consistía el odio hacia Nathan, era un traidor. ¿Cómo podía haber hecho eso? Tan solo por ser más famoso... Aunque aún algo no encajaba.

AtrapasueñosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora