XXIX: Confianza entre parejas.

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Narrador omnisciente.

Aquella superficie blanda y suave, era invadida por dos cuerpos entrelazados entre sí. Uno de ellos, en serenidad total, con su mente divagando en el reino de los sueños, y el otro admirada la belleza de su acompañante.

Una belleza particular; refinada, esbelta, pulcra... Perfecta.

El cuerpo dominante se encargaba de trazar líneas imaginarias sobre los refinados rasgos faciales de el pálido, portando en su propio rostro una sonrisa contagiosa y sincera. Llena de profundos sentimientos, acompañados de un mar de pensamientos.

< - Por fin todo está bien... Estamos bien. - >

Pensó el moreno, con una sensación cálida y reconfortante recoriendo su pecho.

Siguió acariciando suavemente la piel de el mayor, sintiendo bajo su tacto como la misma se estremecía, debido a la temperatura de sus dedos.

Su mirada recorría de extremidad a extremidad el cuerpo que la noche anterior, marcó como suyo. Recorría aquella figura, que se encontraba despojada de cualquier especie de vestimenta, que el mismo, la noche anterior se encargo de retirar.

Recordó con exactitud el como su cuerpo se mecía por encima de su amado, y como este gozaba abiertamente de sus movimientos lentos y parsimoniosos. Las sábanas son las únicas que resguardaron su intimidad, su sello, su confianza y amor.

Ambos se habían entregado por primera vez al contrario, en cuerpo y en alma. Se habían profesado amor eterno por medio de acciones vulgares y también palabras dulces y explícitas.

Se amaban y lo habían expresado de la mejor manera posible.

El moreno entraba con suma delicadeza dentro de el mayor, con temor a romperlo. No quería dañarlo de ninguna forma.

El rubio sentía como su interior se abría a el intruso que llevaba por nombre -NamJoon- y nada se había sentido tan bien y reconfortante.

No había dolor ni brusquedad. Todo fue lento, profundo, y repleto de amor.

Pues no era una simple noche de placer, ellos estaban haciendo el amor.

- Muévete... - rogó el mayor.

NamJoon, sin objeciones de por medio, comenzó a retirar y adentrar su hombría repetidas veces en la cavidad anal de su pareja, lenta y profundamente. Rozando en todas aquellas invasiones aquel punto de maximo placer, que el rubio poseía en su interior.

Jin, en busca de más atención de la que ya estaba recibiendo, tomó a su amante por los hombros, y lo acerco lentamente a su rostro, dejando besos húmedos sobre sus facciones. Cuando ya había llenado por completo aquella sección, fue descendiendo hasta su cuello, dejando ahí su marca... Que el mismo titulo como "De mi propiedad".

Ambos en sus labores, profanándose amor con palabras y acciones, sin importar nada ni nadie.

Solo ellos.

- ¿Hasta cuando me seguirás mirando así? - preguntó un risueño Jin, mientras tomaba entre sus dos manos la cabeza de el moreno, fijando sus ojos en los contrarios.

- Hasta que me canse de tu belleza... Es decir, nunca. - confesó en un murmuro, dirigiendo brevemente sus ojos a los gruesos labios de su pareja.

- Te amo. - formuló, mientras relamía sus labios y se acercaba lentamente a los contrarios.

- Te amo, Jinnie. - sellaron aquella mínima distancia con un roce de labios.

Un roce que poco a poco, iba subiendo su intensidad, donde se veía involucrada una pequeña guerra entre ambas lenguas, donde iba ganando el menor. Quien comenzó a bajar sus palmas hacia la espalda baja de el contrario, y a medida que sus lenguas luchaban entre sí, el se encargaba de descender más y más, hasta llegar a las nalgas de el rubio. Donde empezó a acariciar y amoldar a su gustó aquella parte de el cuerpo de su pareja.

Es Nuestro Secreto. [KookV]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora